Juan Paulo Giménez niega haber estafado a un carnicero en la venta de una furgoneta isotérmica

Los hechos acarrearon una reyerta en casa de Los Morones

El Juzgado de lo Penal 2 de A Parda acogió ayer un nuevo juicio con uno de los miembros del clan de Los Morones como protagonista. El procesado fue, en este caso, Juan Paulo Giménez, hijo del rey de los gitanos y hermano de Sinaí, acusado de un supuesto delito de estafa por la venta de una furgoneta por la que habría percibido 5.000 euros y que no habría entregado al comprador.

La vista oral se inició con la declaración del procesado, que expuso un relato de lo sucedido que no se pareció en nada a los hechos denunciados que le llevaron al banquillo. Giménez, que solo respondió a las preguntas de su propio letrado, dijo que conoció al presunto estafado, carnicero de profesión, por medio de una tercera persona. "Me lo presentó la persona que traía pulpo a mi restaurante, diciendo que tenía buena carne".

Juan Paulo Giménez: "Este hombre vino a mi restaurante de muy malos modos. Hice lo que tenía que hacer como hombre y le di un sopapo delante de todo el mundo"

El acusado añadió que "una semana después me trajo una partida. Pocos días después, una abogada que acudió a mi restaurante, en la Plaza Elíptica, pidió picaña, se le sirvió y se hizo daño en un diente. Nos denunció por eso. Entonces llamé a este hombre (el denunciante) para que viniese a retirar la carne. Llegó de muy malos modos. Entonces hice lo que tenía que hacer como hombre y le di un sopapo delante de todo el mundo. Después tiré la carne a la basura". El hijo de Olegario Giménez negó cualquier trato relacionado con la venta de una furgoneta, tal y como sostiene el fiscal del caso.

Sí hizo referencia a Antonio Pimentel, una de las personas que comparecería a continuación como testigo. "Fue el que atracó, junto a un sargento de la Guardia Civil, la casa de mi papá, para, al parecer, cobrar una deuda. Decía que un hijo de mi papá le había vendido un apartamento y le exigía 20.000 euros". Posteriormente trascendería que el citado episodio, que acabó en agresiones por ambas partes y con varios detenidos, se produjo como consecuencia de la presunta estafa que se juzgó ayer en Pontevedra.

Juan Paulo Giménez: "Me lo presentó una persona diciendo que tenía buena carne"

 

VERSIÓN DEL DENUNCIANTE. A continuación declaró Modesto, también conocido como Tito, el denunciante, que ofreció una versión totalmente distinta a la declarada por el acusado.

Señaló, en primer lugar, que ambos se conocieron durante una cena que tuvo lugar en La Molinera, un establecimiento hostelero de Tomiño que uno y otro frecuentaban cuando se produjeron los hechos, entre enero y febrero de 2014. "Los dueños estaban cenando conmigo y le dijeron que se sentase con nosotros. Nos presentaron y empezamos a hablar. Surgió el tema de que yo estaba buscando una furgoneta isotérmica y él dijo que podía conseguírmela".

Modesto, denunciante: "Fue con un sudamericano para meternos miedo. Yo acudí con Chamorro (otro de los testigos) y Pimentel"

 

En los días siguientes, según Modesto, el acusado le llamó y le enseñó una furgoneta por la que le pedía 7.500 euros. "Yo le decía que solo tenía 5.000, por lo que no hubo trato. Más tarde volvió a llamarme, quedamos otra vez e hicimos el negocio".

El empresario dijo que, después de entregarle 5.000 euros en efectivo, el acusado se fue con la excusa de que iba a buscar un recibo. "Le llamé para pedirle el dinero, ya no quería la furgoneta. Volvimos a vernos en La Molinera. Fue con un sudamericano para meternos miedo. Yo acudí con Chamorro (otro de los testigos) y Pimentel. Sobre la presunta venta de carne de la que habló Giménez, Modesto aseguró que "nunca le vendí nada".

Varias personas dieron detalles sobre el presunto trato y el pago de 5.000 euros

Sinaí Giménez junto a su hijo Juan Paulo, en la entrada de los juzgados de A Parda. GONZALO GARCÍA

El denunciante explicó el posterior episodio que ocurrió en la vivienda familiar de Los Morones. "Acudimos a hablar con el rey de los gitanos, que nos recibió muy bien, y dijo que poco a poco nos iban a ir pagando. Pasó el tiempo y no nos dio nada. Entonces mi primo (Pimentel) volvió por allí".

El citado Pimentel fue el siguiente en comparecer. Primo del denunciante, ofreció una versión similar a la suya, diciendo que conocieron a Juan Paulo en la citada cena de La Molinera, en Tomiño. "Tito comentó que quería una isotérmica y quedaron para hacer el trato". Sobre el día de la presunta entrega del dinero, a la que acudió acompañando a su familiar, dijo que "cogió el sobre y se largó. Después quedamos otro día. Estuvimos en la terraza y pasamos miedo. Paulo echó mano a una pistola y se fue".

El testigo confirmó que acudieron a la casa de Olegario y que les recibió bien, pero reconoció que tras ver que no iban a cobrar decidió acudir con un guardia civil, un asunto que acabó con varias personas detenidas (que será juzgado próximamente).

El tercero en comparecer fue Alberto Chamorro, que avaló la versión del carnicero diciendo que vio la entrega de los 5.000 euros para la compra del vehículo.

Por último comparecieron las dos personas que regentaban el bar La Molinera, que aseguraron que Juan Paulo era cliente habitual y "muy educado", e indicaron que habían oído algo del asunto de la furgoneta. Una de ellas dijo no poder hablar mal de Paulo. "Todo lo contrario".

El fiscal, tras escuchar todos los testimonios, mantuvo su petición de un año de cárcel para el hijo del rey de los gitanos al considerar acreditada la existencia de la estafa en la venta de la citada furgoneta.