Los encapuchados que agredieron y robaron a una familia de Renza (Vilagarcía) en la noche del día 23 podrían haber usado inhibidores de frecuencia para anular el sistema de telefonía de la vivienda y evitar que fuese descubierta su presencia. La forma de actuar pone de relieve la profesionalidad de los componentes del grupo. Nadie se percató de su presencia en el lugar, a pesar de que tras saltar los muros de la finca tuvieron que reventar la puerta de entrada a la casa.
Un matrimonio y su hija, menor de edad, se vieron sorprendidos por la irrupción de cuatro personas con el rostro tapado, armadas y con acento extranjero. Los maniataron, amordazaron y distribuyeron en habitaciones diferentes. El hombre fue golpeado repetidamente para que les dijese dónde escondía el dinero. Como opuso resistencia, amenazaron con cortarle los dedos de una mano a su hija.
SUCULENTO BOTÍN. Finalmente, les indicó el lugar y se llevaron un botín de unos 20.000 euros, además de joyas y otros objetos de valor. Tal como llegaron, abandonaron la vivienda, sigilosamente, y en el exterior es probable que les hubiese estado esperando un quinto componente del grupo criminal al volante de un vehículo en el que emprendieron la huida.
La familia pidió ayuda a los vecinos, el hombre fue atendido por los servicios sanitarios y presentó una denuncia por robo con violencia.
