Opinión

La ofensa del esperpento

Constitución de las Cortes en semana de elecciones. Los presos se benefician de una democracia garantista y asustada

Saludo entre Sánchez y Junqueras en el Congreso el pasado martes. EFE
photo_camera Saludo entre Sánchez y Junqueras en el Congreso el pasado martes. EFE

En menos de un mes, España pone la otra mejilla y acude de nuevo a las urnas rauda y veloz para celebrar elecciones municipales, autonómicas y europeas. No tuvimos suficiente con las generales, así que tres tazas más de un solo trago. Esto sí que es democracia, aunque vista la constitución de las Cortes en semana tan electoral el resultado es dudoso. Primero porque observando el Congreso, España retrocedió al siglo XIX al comprobar el parecido del diputado de mayor edad que presidió la sesión, Agustín Zamarrón, con nuestro genial paisano Ramón María del Valle-Inclán. Por un momento, más que una cola del Metro aquello pareció una tertulia de la generación del 98 en el café Gijón al borde del duelo con sable propio de tiempos más románticos. Y segundo porque a la vista de la permisiva democracia interpretada por la nueva presidenta del Congreso, la socialista catalana Meritxell Batet, admitiendo la fórmula de (no) acatamiento de la Constitución de los presos diputados golpistas, comprobamos que persiste el desafío y la falta de respeto a las instituciones y la Ley sin que el sistema tome medidas efectivas de interés general. 

De Valle-Inclán a Camilo José Cela hay la distancia generacional justa y un premio Nobel de Literatura. Sin embargo, la proximidad del paisanaje es algo que los hizo únicos como representantes de la identidad y del talento creativo gallego. Y aunque el Valle-Inclán del siglo XXI que vimos en el Congreso era el espejismo virtual y visual del socialista Zamarrón, seguro que también hubiéramos disfrutado del flashback y la excelencia cultural e histórica si el propio republicano Ramón María hubiera presidido de verdad y en persona tal representación satírica parlamentaria. Pero, ¿qué taco hubiera utilizado Cela al ver semejante espectáculo de desacato y farsa rupturista? ¿Qué hubiera dicho Don Camilo recién llegado de la Alcarria al comprobar "La colmena" de abejorros en la que se convirtió la constitución de las Cortes? Seguramente hubiera dicho: "¡Qué cojones es esto!, señores. Son ustedes unos incompetentes con síndrome de Estocolmo, que encima de mostrar la garantista generosidad de la democracia se dejan dar por culo". Cela, que se caracterizó por ser gran prosista de la al pan pan y al vino vino de post-guerra, era de derechas ya cuando fue designado senador por el Rey Juan Carlos en las Cortes constituyentes. Valle-Inclán, considerado el primer tertuliano impulsor de los republicanos casta de ahora, tuvo el acierto y la suerte de morirse en 1936, justo antes de la Guerra Civil que tanto avergüenza a los españoles. Pero "El ruedo Ibérico" que nos dejó es un buen precedente de lo que vimos esta semana en Congreso y Senado porque, como el propio Valle-Inclán escribió, "el esperpento consiste en buscar el lado cómico en lo trágico de la vida". Y ciertamente, la fantochada consentida de los presos golpistas iba de la comedia a la tragedia para derivar en una representación tragicómica que faltó al respeto de España como nación y de los españoles como ciudadanos iguales ante la Ley. 

Pero la culminación del esperpento valleinclaniano tuvo su apoteosis con el saludo de Pedro Sánchez a Junqueras en una suerte de complejo democrático que demuestra la debilidad institucional de la España de hoy. Vimos representantes de una España sometida al desafío separatista sin que la democracia de con la tecla con la que parar este plan rupturista de corte republicano y federalista que pone en cuestión la unidad territorial, la vigencia de la Constitución y la propia continuidad de la Corona. Soy de los que piensa que Sánchez no puede negar el saludo ni siquiera a los delincuentes golpistas. Pero la conversación que recogieron las cámaras excedió los límites de la cortesía y reveló lo que ya sabíamos: que Sánchez pactará con los separatistas si sus votos son necesarios para mantenerse en Moncloa, igual que los aceptó en la moción. "Tenemos que hablar", le dijo Junqueras. A lo que el presidente respondió: "No te preocupes". Es claro que Cela tendría un taco apropiado para definir el esperpento de Valle-Inclán que vivimos en pleno siglo XXI. Pero basta con decir que la constitución de las Cortes fue una humillación a la mayoría del pueblo español y a los propios logros de nuestra democracia, que culminó con sacrificio una Transición modélica con la que dejar atrás la dictadura franquista. De una vez por todas, el Estado español tiene que dejar de funcionar con el freno puesto para operar a pleno rendimiento. Ha sido un bochorno la resistencia y enredo de Batet a suspender a estos sujetos que traicionan lo más elemental de una democracia que se precie: la Constitución, ley de leyes que garantiza nuestra convivencia en bienestar y progreso. La democracia española y nuestro Estado de Derecho son modélicos, pero resulta desalentador que el secesionismo que ha querido y quiere romper España se ría en nuestras narices de la igualdad, las libertad de los demás y la propia legalidad que el resto cumple. Todo eso constituye un esperpento de ofensa a la propia dignidad de la democracia. Y colaborar con eso es una traición.

Las cornadas políticas

"La magia del toreo surge cuando estás dispuesto a morir". La frase es de Roca Rey, la última figura del toreo de origen peruano que está deslumbrando en España. Ni José Tomás, ni Morante, ni el Juli. Lo que se lleva ahora es Roca Rey, que además de matador de toros es candidato a pensador de referencia como demuestra el fondo de su frase. Porque no lo olvidemos: el torero que se precie no solo torea, sino que está a un paso de la filosofía trágica y del existencialismo pues se juega la vida en la plaza. Como dijo el mítico Manuel García, "El Espartero", cuando le preguntaron por los cuernos de un morlaco que le empitonó: "Más cornadas da el hambre", lo cual llevado a la política de hoy también tiene su encaje. Así que se esperan con entusiasmo los resultados del 26-M para ver si hay cobijo o desahucio, un plato en la mesa o la cornada del hambre. Roca Rey viajó a San Isidro desde la feria de Abril de Sevilla para abrir la puerta grande de Las Ventas agotando entradas y elogios. Veremos quién sale el 26 de mayo por la puerta grande y quien resulta corneado en las urnas.

Anécdotas mil

Pedro Sánchez trató de evitar el saludo a los presos golpistas, pero no lo consiguió. Los separatistas presos hicieron sus corrillos, y quien más bola les dio fue Pablo Iglesias, que hasta compartió pantalla de móvil con alguno de ellos. Finalmente Sánchez tuvo que estrechar la mano de Junqueras dos veces, que se dejó caer por la bancada del Gobierno. Pedro Sánchez ya había saludado a Santiago Abascal, que se sentó en la bancada socialista al lado del diputado del PSC, José Zaragoza, con el que mantuvo una animada conversación en animada conversación. En la víspera, los presos secesionistas que juzga el Supremo incumplieron la resolución del alto tribunal, que les prohibió hacer declaraciones y contactos con la prensa. Pese a ello grabaron vídeos electoralistas en plena campaña que se difundieron en redes sociales. Otra humillación más que sumar al ultraje a la Constitución y la demora de la suspensión de los presos golpistas.

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