Marc Gili: "Nuestro cerebro todavía está cerca de la vida en la caverna"

▶ Dorian actuará el viernes a las 20.00 horas en el Náutico de San Vicente con SON Estrella Galicia. El quinteto barcelonés presentará su último disco, 'Justicia Universal', con el que profundiza en la vertiente electrónica para combinar el baile con la reflexión
Foto de archivo de Dorian. EFE
photo_camera Foto de archivo de Dorian. EFE

Hija de la movida electrónica y alternativa de la Barcelona de los 2000, Dorian se erige ahora como una de las bandas indie más representativas de España. El viernes noche regresa al Náutico de San Vicente y su cantante, Marc Gili, explica las claves de su último disco, Justicia Universal.

En el disco hablan de vicios, de la necesidad de huir, de la ansiada justicia universal… ¿Cuál es el mensaje que les gustaría que calase al escucharlo?

Vivimos en un mundo inmerso en las nuevas tecnologías y estaría bien que aprendiéramos a usarlas. Nuestro cerebro todavía está más cerca de la vida en la caverna que del mundo infinito que representa Internet. Justicia Universal habla de temas como la soledad urbana, la incomunicación, la desarticulación de la sociedad y del individualismo como la parte más vil, abyecta y egoísta del sistema, el mismo que nos arrastra hacia la catástrofe del cambio climático. Nos gustaría que calara el mensaje de que no podemos dejar que nos conviertan en células aisladas, pagadoras de impuestos, que trabajan de sol a sol y que están todo el día enganchados a la máquina.

No podemos dejar que nos conviertan en células aisladas que trabajan de sol a sol

Parece que hable de alienación…

Sí. Creo que vamos camino de ella. En España aún no se nota tanto, pero cuando vas a países como Estados Unidos o Japón te das cuenta de hasta qué punto la gente vive atrapada en el mundo paralelo de las redes sociales. Como sociedad deberíamos fomentar el humanismo, la honestidad en las relaciones personales y la capacidad de comunicarnos con el corazón abierto. La gente corta relaciones sentimentales por WhatsApp con un mensaje escueto. Todo acontece un poco a lo Blade Runner, pero creo que todavía estamos a tiempo de frenar esa dinámica.

"Estamos cerca del final...", el el álbum habla de que no se puede esperar nada de un mundo que tiene los días contados. ¿Qué justicia universal haría falta a día de hoy?

Lo primero, una igualdad real entre hombres y mujeres. La igualdad salarial ya debería existir. África es otro hotspot en el que deberíamos fijarnos mucho. También tenemos el tema de China, que ya no es solo la fábrica del mundo, sino el segundo país después de Estados Unidos con más patentes registradas cada año. Tenemos que ser capaces de convertir a China en un país verdaderamente democrático. Esos son los grandes retos de los próximos años y yo creo que se pueden conseguir, pero con voluntad política. Y bueno, en el caso de España, tirando hacia nuestra casa, creo que tendríamos que obligar a la clase política a sentarse para tirar con el país hacia delante, porque están enrocados. Me parece impresentable que nos lleven a unas segundas elecciones. La ciudadanía tendría que pegarle un grito bien fuerte al Congreso para que dejasen de tomarnos el pelo.

Se nota que estudió Filosofía... ¿En qué corriente enmarcaría la obra de Dorian?

Muchas canciones de Dorian las metería dentro del existencialismo porque hablan de personajes que son conscientes de la muerte de Dios, de que ahora solo nosotros mismos somos los dueños de nuestros actos y de que no hay una salvación en un más allá hipotético. Nuestras canciones son una invitación a la rebeldía, pretenden que el oyente se atreva a dar el salto al vacío y llevar a cabo sus mayores anhelos, más allá de lo que la sociedad les imponga. También nos ha gustado siempre la filosofía de la Generación Beat, compuesta por todos esos escritores, como Kerouac o Ginsberg, que saltaron a la carretera, rompiendo con los cánones de la sociedad estadounidense de posguerra, y que dijeron: "Eh, que si quieres puedes ser libre. No tienes que estar ocho horas al día en un trabajo que no te guste".

En el cancionero ilustrado Armas para volar explicó que la propia filosofía le dio las armas para superar una depresión. ¿Cómo le ayudó a salir de ese estado?

Bueno, cuando tienes una depresión el cerebro está con las persianas bajadas. Mi mente estaba atrapada, así que, siguiendo las recomendaciones de los clásicos griegos, me aparté y me subí a una ‘montaña’, hice un proceso de curación mediante el aislamiento y al cabo de unos meses esa nube empezó a desaparecer. A raíz de ahí volví a juntarme con la banda. Cancelamos la gira pendiente en ese momento: fue un calvario, pero me recuperé yo y se recuperó el grupo. Ahora sé que una depresión es un aprendizaje, un diálogo profundísimo con uno mismo que te acaba haciendo más fuerte.

La depresión ya afecta a 300 millones de personas, ¿cree que dicho trastorno tiene que ver con la manera en que funciona el mundo?

Sí. Cada vez corremos más sin saber hacia dónde. Tenemos que madurar como sociedad y cambiar aspectos como la jornada laboral. Si alguien cubre horas extra el motivo debería ser un día especial, pero no está bien hacerlo por cojones. Nos hace falta reflexionar y que nuestros objetivos profesionales no se coman nuestra felicidad... Nos hace falta reflexionar y saber enfrentarnos al rechazo. En la escuela los jóvenes deberían aprender, a través de la filosofía y la psicología, lo que hacen las drogas con su cuerpo; cómo funciona la sexualidad o cómo gestionar sus emociones. No podemos mantener el modelo educativo del siglo XIX, donde todo el mundo está sentadito en su pupitre esperando a que llegue un profesor a soltar toda la matraca.saber hacia dónde. Tenemos que madurar como sociedad y cambiar aspectos como la jornada laboral. Si alguien cubre horas extra el motivo debería ser un día especial, pero no está bien hacerlo por cojones. Nos hace falta reflexionar y que nuestros objetivos profesionales no se coman nuestra felicidad... Nos hace falta reflexionar y saber enfrentarnos al rechazo. En la escuela los jóvenes deberían aprender, a través de la filosofía y la psicología, lo que hacen las drogas con su cuerpo; cómo funciona la sexualidad o cómo gestionar sus emociones. No podemos mantener el modelo educativo del siglo XIX, donde todo el mundo está sentadito en su pupitre esperando a que llegue un profesor a soltar toda la matraca.

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