"Meu pai entrou no hospital cunha luxación de cadeira e morreu con coronavirus"

José Germán García, de 78 años y vecino de Poio, se contagió de covid-19 en Montecelo y falleció a los cuatro días ► Sus tres hijos, positivos y confinados con sus familias, denuncian la falta de medidas de seguridad en el hospital
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photo_camera José Germán en Montecelo, en una imagen cedida por la familia.

"Pensas que vas a un sitio seguro e é unha ruleta rusa. Dixéronnos que 'aquí no hay ninguna planta segura'". José Luis García, vecino de Raxó (Poio), apenas puede creerse, al otro lado del teléfono, que acabe de perder a su padre, que ingresó en Montecelo para operarse de la cadera, se contagió de coronavirus y falleció en la madrugada del pasado jueves. José Germán García tenía 78 años y acababa de superar, con éxito, la intervención con la que estrenaba prótesis.

José Luis lo cuenta por teléfono porque tanto él como dos de sus hermanos permanecen confinados en sus respectivos domicilios, junto a sus familias, tras dar positivo por covid-19. Los tres habían acompañado a su padre en el hospital, por turnos, antes de detectarse la infección. Y "menos mal" que no acudió un cuarto hermano, que padece silicosis. "Se chega a ir igual contabamos dúas mortes en vez de unha".

La dramática historia comenzó el día de fin de año, cuando José Germán, "tranquilamente xubilado"  tras volver de la emigración en Alemania para trabajar como albañil en Galicia e, incluso destilando aguardiente, se cayó del ciclomotor con el que acostumbraba a moverse por la parroquia y acercarse a la playa. Al día siguiente fue trasladado a Montecelo, donde le diagnosticaron una luxación de cadera y los médicos decidieron operarlo para colocarle una nueva prótesis, visto el deterioro de la suya.

"Era unha operación moi agresiva para un home de 78 anos", también por el estado de su corazón, pero el proceso se puso en marcha. "Estivo ingresado esperando para operarse do 1 ao 13 de xaneiro e nese tempo fixéronlle tres PCR", todas negativas.

El día 13 José Germán pasó toda la mañana en quirófano y dos días más en Reanimación, recuperándose de la intervención. "O venres á tarde subírono á planta e estaba contentísimo. A operación saíra moi ben e dicíame 'xa vou andar, aínda que sexa con bastón'".

Pero no todo estaba bien. "Subiu con algo de catarro e xa me chocou. 'A ver se viñeches san e vas marchar con gripe', díxenlle", al tiempo que recordó que sobre el día 8 su padre le había comentado en una de sus visitas que uno de los sanitarios habituales de esa planta, la quinta, "non sei se celador ou enfermeiro", había dado positivo y estaba aislado.

José Luis y uno de sus hermanos se turnaron durante ese fin de semana para cuidar a su padre, que empezaba a sufrir problemas respiratorios y ya necesitaba oxígeno. Entonces llegó el mazazo. "O domingo pola noite viñeron unhas enfermeiras, quitáronlle sangue e tomáronlle mostras para unha PCR. Á media hora dixéronme que me tiña que ir, que meu pai era positivo en covid. Quedei como se me mataran, se me cravan un coitelo non sangro. Como puido ser iso!? É moi lamentable".

El contagio, en el propio hospital, tuvo que haberse producido durante la cirugía o el postoperatorio, sospecha la familia, o incluso estar relacionado con aquel sanitario que había dado positivo días antes. De hecho, subraya, "outra señora que está coa nai operada, na quinta planta, está segura de que alí houbo un gromo, porque a súa nai tamén foi para operarse e se contaxiou. Como pode ser que nin sequera lles fagan test de antíxenos ás enfemeiras?". "Pero como pode ser isto?", pregunta desesperado. "Que nos dixeron? Que 'aquí ninguna planta es segura'".

Esa noche de domingo fue la última vez que José Luis vio a su padre. "Levárono a unha planta covid. Valororaron que no seu estado non aguantaría na UCI e despois subírono a Neumoloxía, onde estivo dous días aillado, só. E na madrugada do xoves chamáronme para dicirme que morrera".

Ese jueves los tres hijos de José Germán (en Raxó, Mourente y Pontevedra) ya tenían sus PCR positivas y llevaban confinados desde la fatídica noche del domingo, con síntomas relativamente leves y llamadas de rastreadores.

Mientras las cenizas de su padre permanecen en cuarentena en la funeraria a la espera de que se pueda realizar el velatorio y el entierro, la familia no acaba de creerse lo ocurrido. "Meu pai era unha persoa sa, que se coidaba, que non se movía de aquí... Tivo a mala sorte de caer, entrou en Montecelo para operarse e acabou morrendo de covid. Hai máis posibilidades de contaxiarse alí que na rúa ou nun bar". De hecho, apunta, mientras José Germán estuvo ingresado en planta compartió habitación con otros pacientes, incluso hasta la víspera de su diagnóstico.

Denuncia que el Sergas "solo pinta números, pero detrás hai historias que meten medo. O que che din é que non é un sitio seguro. Polo menos que se saiba".