Los Morones se enfrentan a 30 años de cárcel por apalizar a un abogado y a guardias civiles

Los hechos se produjeron al salir del juzgado y se saldaron con el letrado con dos costillas rotas e inconsciente y varios agentes lesionados

Sinaí y Paulo Giménez, dos de los acusados, en A Parda. GONZALO GARCÍA
photo_camera Sinaí y Paulo Giménez, dos de los acusados, en A Parda. GONZALO GARCÍA

El juzgado de lo Penal 1 de Pontevedra acogerá dentro de dos semanas el tercer juicio procedente del supuesto ajuste de cuentas que acabó en absolución ante la amnesia selectiva de los testigos ocurrido en la vivienda de Olegario Giménez, el rey de los gitanos, en abril de 2014. Varios miembros de su familia, entre los que destacan sus hijos Sinaí, príncipe de los gitanos, Juan Paulo, Saúl y Marino, se enfrentan ahora a penas de cárcel que suman más de 30 años después de propinar una brutal paliza a un abogado, primero, y a dos guardias civiles, después. El letrado fue blanco de las iras de Los Morones después de atender, según el relato del fiscal, a aquellas dos personas que habían acudido a casa del patriarca para cobrarse una deuda, el guardia forestal y el exguardia civil que en el mencionado juicio hicieron lo necesario para no meterse en más líos con el clan gitano.

El relato de los hechos que detalla el fiscal en su escrito de acusación deja claro que la gran presencia de agentes de la Guardia Civil en el lugar de los hechos no fue suficiente para frenar el presunto ímpetu agresor de los allí presentes.

Uno de los hijos del rey de los gitanos dio la orden de "ir a por él" en unas agresiones en las que tomó parte "un numeroso grupo"

Por orden cronológico, el primer episodio delictivo ocurrido el 30 de abril de 2014 tuvo como protagonista a S.G.J., que empujó a uno de los agentes que se encontraban grabando el lugar en el que se hallaban decenas de personas a la espera de conocer el dictamen del juez en relación al agente y al guardia forestal que comparecían en el juzgado de Tui. Consiguió su propósito e impidió a los guardias hacer su trabajo, hechos por lo que se enfrenta a una pena de un año y medio de cárcel.

A continuación, pasadas las 22.00 horas y cuando se supo que los investigados por el intento de ajuste de cuentas quedaban en libertad,el abogado que salía de los juzgados se convirtió en el objetivo. El fiscal explica que JP.G.J., "con la intención de castigarle por haber logrado la puesta en libertad de su cliente, ordenó a distintas personas de las allí presentes, entre las que estaban D.J.G., M.C.G.J. y S.J.G. (este último menor, todos ellos miembros del clan de Los Morones) que fuesen a por él".

Las dos mujeres y una tercera no identificada, junto al entonces menor, propinaron una paliza al letrado, que quedó inconsciente y sufrió fracturas en dos costillas, además de otras contusiones. El fiscal pide para cada una de ellas seis años y medio de cárcel, pues además de esta agresión, tomaron parte de las siguientes, que tuvieron como víctimas a varios agentes de la Guardia Civil que intentaban poner fin a la increíble escena.

En cuanto vieron lo que sucedía, varios miembros del Instituto Armado se interpusieron entre Los Morones y el letrado, recibiendo por ello, según la pública acusación, botellazos, golpes y empujones varios. Uno de los agentes sufrió lesiones que le impidieron trabajar durante más de 100 días y que le dejaron secuelas.

La Fiscalía atribuye a los procesados delitos de atentado y de obstrucción a la Justicia en concuros con otro de lesiones.

Las penas que solicita para el resto de procesados, que en total suman 30 años y medio de cárcel, se reparten en seis años y medio para J.P.G.J., cuatro y medio para S.G.J., y uno y medio para M.G.J., todos ellos hermanos del ya citado S.G.J. e hijos del autodenominado rey de los gitanos, Olegario Giménez, El Morón.

El edificio judicial de A Parda reforzará al máximo las medidas de seguridad para la celebración de la vista oral, para la que ha reservado la sala de vistas en dos jornadas consecutivas y en la que comparecerán, además de todos los acusados citados, multitud de guardias civiles. El letrado apalizado no reclama nada por ello.