Opinión

Mucho ruido y pocas nueces

AL CUMPLIRSE cien días de gobierno de Pedro Sánchez toca hacer balance, ver si la administración está a la altura y adivinar hacia dónde camina un ejecutivo que se ha estrenado con muy poquitos logros, y que parece más interesado en cuestiones ideológicas que en resolver los problemas de la ciudadanía. Un trasnochado antifranquismo, Cataluña, el presupuesto, purgas en TVE, la eutanasia y, en general, la demagogia, marcan un período de constantes contradicciones.

Si el presidente anuncia un impuesto al diésel, la ministra de Industria afirma que no está decidido y que es un globo sonda. Por el contrario, cuando ella dice que no se plantea la transferencia de la gestión y control de las cotizaciones sociales al País Vasco, Sánchez afirma que si se hará, aunque suponga romper la caja única de la Seguridad Social. Con relación a Cataluña plantea un referéndum para votar un nuevo Estatut y mejorar su autogobierno, y esa tibieza la aprovecha el presidente Torra para aumentar la presión sobre el Estado. En materia impositiva además de impuestos a la banca, diésel, y tecnológicas, insiste en subir el de Sociedades, a pesar de que eso perjudicaría la competitividad empresarial y el crecimiento de la economía.

La política migratoria ha sido la más contradictoria. Primero acogimos al  Aquarius con 630 personas y a tres barcos más, lo que contribuyó al aumento de personas (en 2018 van casi 40.000, según la Organización Internacional para las Migraciones), que intentaron entrar en Europa a través de nuestras costas. Sin embargo en agosto, devolvimos a Marruecos 116 de los participantes en un salto violento a la valla de Ceuta y se encarceló a los organizadores. Este cambio de política parece responder a un acuerdo de Sánchez y Merkel, inquieta por el número de inmigrantes que podrían llegarle. Es curioso que esta alianza se sellase a pocos kilómetros de las costas gaditanas a las que llegan los inmigrantes que atraviesan el Estrecho.

Otro tropiezo del Gobierno “más feminista de la historia”, es la legalización de un sindicato de trabajadoras sexuales. La ministra de Trabajo se apresuró a anunciar que le habían “colado un gol” y que lo remediaría de inmediato. De momento no ha podido y la prostitución que no es el oficio más antiguo del mundo, si no la esclavitud más grande de la historia, ahora se encuentra más lejos de terminarse.  

Financiación autonómica, defensa del juez Llarena, Consejo de Ministros en Andalucía y Cataluña, paralización de venta de armas a Arabia Saudí que podría hacer peligrar contratos claves para nuestros astilleros, son episodios que no pasan de anecdóticos. No lo es, por su coste, la afición de Sánchez a usar en desplazamientos cortos, helicópteros del Ejército del Aire, a 5.000 € la hora de vuelo. El más polémico de sus viajes fue en un avión Falcon para asistir con su mujer a un concierto en el Festival de Benicàssim, con un coste de 20.000 €. Por cierto, de regreso un helicóptero lo llevó de Torrejón a casa, 26 kms.

Presidente, se acabó el prólogo y debe empezar la función. Su Ejecutivo "feminista, europeísta y social" debe ponerse las pilas y preocuparse menos por los titulares y más por crear políticas que fomenten el desarrollo y el bienestar para todos. O puede tener más visión de Estado y convocar elecciones de las que salga un Gobierno (tal vez presidido por usted) más fuerte y con menos servidumbres nacionalistas y populistas. 

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