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Objetivo: acabar con el acoso escolar

Los centros educativos cuentan con un protocolo de detección y tratamiento del bullying ►Cinco institutos y 14 colegios de Pontevedra desarrollan medidas concretas para evitar casos
Escolares con sus mochilas
photo_camera Escolares con sus mochilas

Exclusión y marginación social, agresiones verbales y físicas, maltrato... Son algunos ejemplos de tipos de acoso que se producen en los centros educativos, sin olvidar los relacionados con las nuevas tecnologías, bajo el epígrafe de ciberbullying. Evitar estas situaciones en colegios e institutos y establecer unas pautas para investigar denuncias son los objetivos del Protocolo de detección e tratamento do acoso escolar e ciberacoso, elaborado por la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria y que sirve como referencia para todos los centros educativos gallegos.

Aunque la Xunta no facilita datos sobre cuantas veces se activa este protocolo en Pontevedra, sí es cierto que en la ciudad suele imperar la tranquilidad en las aulas, lo que no significa que familias y centros bajen la guardia.

De hecho, cinco colegios y dos institutos trabajaron el pasado curso en la mejora de la convivencia y la promoción de la igualdad gracias a los contratos-programa. Son los CEIP de Parada-Campañó, San Benito de Lérez, Príncipe Feipe, Santo André de Xeve, Marcos da Portela y A Xunqueira I y II.

El protocolo establece cuatro fases: identificación, recogida de información, análisis y seguimiento de las medidas adoptadas

Asimismo, todos los centros cuentan con un plan de convivencia en el que introducen acciones específicas según sus necesidades. En cinco IES y 14 colegios se desarrollan acciones de mediación, aulas de convivencia o participación en iniciativas como el programa de la Facultade de Ciencias da Educación Mediación escolar: construíndo contextos de paz. En los colegios también se impulsan asambleas diarias para mejorar la comunicación y trabajos cooperativos, se programan charlas sobre drogas, ciberacoso o violencia de género, se ponen en marcha estrategias y técnicas de resolución de conflictos, escuelas de padres, protocolos de conductas disruptivas, se facilita la integracion del alumnado con necesidades especiales o inmigrante y se trabajan las emociones y el trato entre iguales desde los cursos más tempranos.

PAUTAS. El protocolo impulsado por la Consellería está en vigor desde 2015, aunque fue actualizado en mayo de este año. El documento, que supera las 60 páginas y puede consultarse en la web, establece pautas para identificar el acoso escolar: "unha conduta de persecución física e/ou psicolóxica que realiza un alumno contra outro, ao que continuada no tempo e de grande intensidade, na que unha das partes se sente poderosa e asume o papel de agresor, en tanto que a outra, máis vulnerable, asume o papel de vítima". Así, "non debe confundirse unha situación de acoso con pelexas puntuais ou con situacións nas que as dúas partes se atopan en situación de igualdade".

Solo un 4% de los adolescentes gallegos hace "un uso problemático" de las redes

El protocolo establece cuatro fases: identificación y comunicación de la situación denunciada -que incluye medidas de protección a la presunta víctima-, recogida de información -con entrevistas individuales a todos los implicados y a sus familias- y análisis de los datos y adopción de medidas. La última es el seguimiento y evaluación de las mismas.

Entre las estrategias de prevención del acoso figuran la intervención a la primera señal, la amistad y la integración en el aula y la erradicación de tres papeles: el de la persona agresora, de la víctima y del espectador pasivo, "que coñece a violencia pero non fai nada para evitala".

CIBERBULLYING. Un estudio realizado en 2014 por la Consellería de Educación, la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega), la Universidade de Santiago y el Valedor do Pobo concluyó que solo un 4% de los adolescentes gallegos hacía un uso de las redes «que puidese considerarse problemático», según explica el texto del protocolo en su introducción.

No obstante, la creciente expansión de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) y, sobre todo, su uso desde edades más tempranas, supone un peligro para la existencia del ciberacoso (o ciberbullying), que se traduce en mensajes de móvil o correos electrónicos ofensivos, intimidatorios o no deseados, utilización de la imagen de otro sin permiso, grabaciones de sucesos con el teléfono sin autorización, humillaciones, spam, robo y suplantación de identidad, seguimiento persistente, etcétera.

En comparación con los casos típicos de acoso el protocolo subraya que no supone agresiones físicas, pero «ten moito máis alcance tanto na difusión espacial coma na temporal, cunha continuidade que pode ser permanente e non limitada ao horario escolar».

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