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El padre Amoedo, un pontevedrés en Bolonia

Fue un vecino de la Boa Vila que vivió el exilio en Bolonia y terminó sus días cautivo en un país extranjero. Nos dejó como legado la interesante obra Carmen Patrium sive Pontevedra y un conjunto de obras inéditas perdidas para siempre
Exterior de la iglesia de San Bartolomé. M. BARÁ
photo_camera Exterior de la iglesia de San Bartolomé. M. BARÁ

El P. Amoedo es uno de los exponentes de una época en la que tuvieron un importante protagonismo personajes religiosos que, con otros pontevedreses como el P. martín Sarmiento o el jesuita y pontevedrés de adopción P. José Francisco de Isla, nos dejaron un interesante legado cultural.

Hermenxildo Amoedo Carballo nació el 10 de abril de 1747 en Pontevedra y fue un religioso y poeta. Hijo de José Amoedo y Fraga y de Josefa Carballo, fue bautizado en San Bartolomé el 11 de abril de ese mismo año. Recibió formación en el colegio de la Compañía de Jesús de Pontevedra bajo la dirección del P. Isla, e ingresó en la orden el 27 de diciembre de 1762. Perteneciente a la Provincia de Castilla y era Sacerdote y Artista del Colegio de Palencia.

El instigador de la expulsión de los jesuitas fue Pedro Rodríguez de Campomanes que entregó al rey en 1766 un escrito en el que justificaba las razones por las que los Jesuitas debían de ser expulsados del país. Expulsión con un trasfondo fundamentalmente económico y social, ya que eran los jesuitas quienes ostentaban el monopolio de formación de los nobles y encabezaron la oposición a las reformas regalistas (que es el conjunto de teorías y prácticas sustentadoras del derecho privativo de los soberanos sobre determinadas regalías). Con la expulsión de los jesuitas de Pontevedra en 1767 del actual templo de San Bartolomé (edificio Sarmiento), Amoedo se exilió en Bolonia (Italia) acompañado por el padre Isla y el padre Cancela. Embarcó hacia este país en Ferrol, en el navío ‘San Juan Nepomuceno’, el 25 de mayo de 1767.

Cuando tenía 35 años escribió Carmen Patrium sive Pontevedra-Canto a miña terra ou sea Pontevedra en Bolonia, en 1787. obra traducida al gallego en la Foliada 4ª y 6ª de A Gaita Galega de Xoán manuel Pintos y dedicada al arzobispo Sebastián Malvar y Pinto. Una poesía descriptiva que loa la ciudad de Pontevedra que se ‘califica de elegante’. Está escrito en latín, en concreto en hexámetros dactílicos, en 429 versos en los que detalla de modo descriptivo prácticamente todo el casco antiguo de Pontevedra: "Agora vou ver, si dios premite,/aquela casa en vaco e gran silencio./mais ¿a que recordar, triste de min,/dos que conmigo gemen no desterro/sin dor opresos por un duro fado,/a que lembrar aqueles menumentos?".

Otra obra en la que estaba trabajando fue Vida o Historia de San Juan de Dios, pero no se sabe si la terminó. En la dedicatoria a malvar y Pinto dice así: "Si place alguna vez a la Providencia que salgan a la luz mayores trabajos míos, ya por mí terminados, y otros cuyo plan tengo ya concebido en la mente, ambos altamente nos complaceremos, y con sobrado motivo, cuando nuestras personas, que es lo principal, alcancen óptimos frutos de cualesquiera trabajos míos".

Amoedo consideraba que la procesión de la Octava la despedida de los Santos de Pontevedra era la mejor de toda Galicia: "Consiste en que al terminarse la Procesión, se colocan en la Plazuela de las Torres Arzobispales, también llamada lampan dos Xudeos, y frente á frente, San Miguel y San Juan, tenidos como hermanos, sin duda, por su respectivo Patronazgo sobre los marineros y los Carpinteros de ribera: á los lados San mauro y Santa lucía testigos; cerca, la Virgen Blanca dando fe del acto, como Patrona de la Curia; á una señal convenida se adelantan San miguel y San Juan; se dirigen rápidos saludos ó reverencias despidiéndose e invitándose para el año próximo, puesto que no han de volverse á ver, morando el uno en Santa María y el otro en San Bartolomé". Además, recuperaría con en sus textos la tradición de visitar la capilla de Santiaguiño do Burgo que frecuentaban los estudiantes del Instituto.

Los jesuitas pontevedreses llegaron a Italia después de una travesía en barco muy accidentada. En este país, los religiosos españoles no fueron muy bien recibidos por su propia Compañía y por la Iglesia italiana. El P. Isla tuvo la suerte de ser acogido en 1775 en el palacio de la condesa laura Todeschi y allí permaneció hasta su muerte.

Las cosas se complicaron para los jesuitas cuando José Bonaparte fue proclamado rey de España, el 25 de julio de 1808, y todos los perceptores de una pensión a costa del Tesoro público estaban obligados a jurar la nueva Constitución de Bayona, de la que no permitían conocer su contenido. Algunos jesuitas no prestaron juramento al nuevo rey de Nápoles porque no reconocían su autoridad y sólo lo hacían ante el Papa y por tanto. Amoedo Carballo no fue una excepción, fue arrestado el 29 de diciembre de 1808 en Bolonia y trasladado con otros al Palacio Episcopal de mantua. En julio de 1810, le autorizaron dar clases a un niño de la ciudad todo el día. Por falta de recursos económicos ya que percibían 100 pesos sencillos los sacerdotes y 90 pesos los coadjutores, fallecieron durante su cautiverio varios compañeros a consecuencia de estas estrecheces.

Hermenxildo Amoedo falleció muy lejos de su tierra, en la cárcel de Mantua el 24 de diciembre de 1811. la Compañía fue admitida de nuevo en España en 1815, mediante la bula Sollicitudo omnium ecclesiarum el 7 de agosto de 1814. En esta fecha sólo sobrevivían 470 de los jesuitas españoles expulsados, que se calcularon inicialmente en unos 5.000 (contando con los desplazados al Nuevo mundo y Filipinas). En Pontevedra una calle lleva su nombre, es la calle en la que está ubicado la Biblioteca del Arquivo Provincial y el Sexto edificio del museo de Pontevedra.

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