Un agente de la Policía Local se vio obligado a hacer uso de su arma reglamentaria para reducir al conductor de un turismo que se había dado a la fuga y estaba protagonizando una peligrosa ruta por el centro de la ciudad.
El agente, que le dio el alto a la altura de Vialia, se vio forzado a perseguirle con su moto por varias calles, sentido contrario incluido, hasta que tuvo que detenerse por el tráfico existente. En ese momento, el sospechoso hizo ademán de coger algo del asiento posterior, lo que obligó al policía a sacar su arma con carácter disuasorio.
El kamikaze dio positivo en alcohol, por lo que deberá someterse a un juicio por un delito contra la seguridad vial por alcoholemia y por conducción temeraria.
