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La Pontevedra de Emilia Pardo Bazán

Una calle de Pontevedra recuerda la figura de una mujer adelantada a su tiempo y de una cultura e influencia excepcional para la época que le tocó vivir y que visitó nuestra ciudad en muchas ocasiones
Pardo Bazán. ENCICLOPEDIA HISTORIA LITERATURA GALEGA
photo_camera Pardo Bazán. ENCICLOPEDIA HISTORIA LITERATURA GALEGA

La reciente sentencia en primera instancia sobre el destino del Pazo de Meirás, pone una vez más de actualidad a los propietarios originales: la familia Pardo Bazán. Una calle de Pontevedra lleva el nombre de la insigne escritora en recuerdo a su vida y obra, y no es casualidad ya que mantuvo buenas relaciones con la ciudad y provincia. Con un carácter muy marcado, una presencia imponente, una cultura envidiable, una vitalidad contagiosa, unido a un título nobiliario y una buena posición económica, le permitieron hablar sin tapujos en un mundo de hombres, y de paso defender los derechos de las mujeres.

Emilia Pardo-Bazán de la Rúa Figueroa nació en A Coruña el 16 de septiembre de 1851 en el seno de una importante familia de Galicia. Hija única del político coruñés José Pardo Bazán y Mosquera Rivera, I conde de Pardo Bazán, y de Amalia María de la Rúa-Figueroa y Somoza, tuvo una exquisita educación basada en el conocimiento y la libertad personal en un tiempo en el que el papel de las mujeres eran meramente decorativo, salvo algunas excepciones. Se casó en 1868 en el pazo de Meirás a los diecisiete años con José Quiroga Pérez Deza, que tenía diecinueve. El matrimonio tuvo tres hijos Jaime, María de las Nieves (Blanca) y Carmen pero se separaron en 1884. Su padre fue conde de Pardo Bazán y al fallecer su madre heredó el título como viuda consorte, que después ostentó ella.

Emilia heredó de sus padres y marido innumerables inmuebles, entre los que correspondían a Pontevedra estaban ubicados en Sanxenxo, el Pazo de Miraflores en Padriñan, O Grove y Poio.

Amiga personal del pontevedrés Perfecto Feijoo, demostró en multitud de ocasiones la importancia de preservar y potenciar el folklore y las tradiciones de Galicia, que en aquellos momentos no se consideraban en su justa medida. La cercanía con Feijoo se debía a que Emilia conocía desde muy joven a la que sería mujer del boticario en 1885, Concepción Méndez García.

Entre viaje y viaje, Emilia visitaba con regularidad la botica de Don Perfecto y disfrutaba con los improperios del conocido loro Ravachol. Una botica conocida por sus tertulias de nivel a las que asistían Eugenio Montero Ríos, Emilia, Sagasta, José Echegaray, Enrique Granados o Valle Inclán. Visitaba también con frecuencia dos de los balnearios más importantes de la provincia de Pontevedra como eran el de Mondariz y el de A Toxa de los que decía: "Desde Buenos Aires, desde Caracas vienen los dañados del hígado á beber la alcalina linfa de Mondariz, y los escrofulosos (tuberculosis linfática) á regenerarse en la Toja". Lugares de reunión y de tertulias de políticos, artistas e intelectuales que tanto le gustaban: "Pontevedra es risueña como una ninfa", escribió. De hecho, fundó el hospital de pobres en A Toxa para el que reclamó en 1899 reformas que dignificaran la espera de los más desfavorecidos que allí acudían.

Publicó artículos en el rotativo pontevedrés La Correspondencia Gallega de José Millán y en su artículo Galicia describía: "Al dejarse deslizar hácia Pontevedra por las aguas del Lérez, el excursionista cree hallarse en uno de esos ríos fantásticos de los libros de caballerías visitados por las hadas y los nigromantes".

Las Torres de Meirás

Viajera incansable, tanto por la geografía española como por diversos países de Europa, lo que contribuyó darle una visión privilegiada del mundo que le tocó vivir. Una mujer que representó la marca Galicia por España y Europa, y luchó porque los gallegos mejoraran sus condiciones de vida. Las estancias en el pazo de Meirás se sucedían fundamentalmente los veranos, y a veces en invierno acompañada por su madre, la condesa viuda de Pardo Bazán, y sus hijos.

Considerada una de las mejores novelistas de su siglo en España, escribió Un viaje de novios, La Tribuna (considerada la primera novela naturalista de España) o Los pazos de Ulloa. Además de poemas y artículos, dirigió la Revista de Galicia (1880). Muy interesada por el arte escribió por encargo un libro sobre pintores y escultores desde los tiempos de Francisco de Goya. "Ya debía tener acabada la novela, pero cada vez me siento más boer, y aunque mi bolsillo padezca estoy decidida a trabajar cuando tenga gana, sin apremios de tiempo ni editores", escribía. Entrevistada por Lorenzi de Bradi para el rotativo Le Soir en París en 1899, el periodista destacaba de ella a modo de preámbulo: "Combatió heroicamente por la nueva escuela (naturalismo), nacida entre clamores y duros ataques. La Sra. Pardo Bazán, á quien se daba el nombre de Santa Teresa, por haber escrito su Vida de San Francisco, despertó con sus trabajos gran indignación en España, país fanáticamente sujeto á los horrores de una fe tenebrosa. No desmayó un momento".

En Madrid su relación sentimental de más de veinte años con Benito Pérez Galdós, un solterón empedernido, hizo correr ríos de tinta, siempre entre líneas, hasta la reciente publicación de parte de su correspondencia privada.

Pazo de Meirás

Emilia Pardo Bazán, condesa de Pardo Bazán, falleció en Madrid el 12 de mayo de 1921 a los 70 años a consecuencia de una gripe, posiblemente la española. Está enterrada en una cripta de la Basílica de la Concepción en la calle Goya de Madrid con su hija Carmen (+ 1935), junto a otros personajes que contribuyeron a su construcción. Se solicitó por parte de diputaciones y ayuntamientos la creación del marquesado de Pardo Bazán con grandeza de España.

En la actualidad no existen herederos como tales, ya que su hijo Jaime y Carmen fallecieron sin descendencia y Blanca antes de fallecer, en 1970, donó a diversas entidades todas sus posesiones.

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