Opinión

Suso Sueiro, 'born to be wild'

El edil de Festexos se subió a una moto para presentar la Concentración Rías Baixas

Suso Sueiro (centro), llegando a la presentación de la Concentración Rías Baixas. CEDIDA
photo_camera Suso Sueiro (centro), llegando a la presentación de la Concentración Rías Baixas. CEDIDA

NO ES ninguna novedad que Sanxenxo despida la temporada estival quemando rueda. Lo que sí llama la atención es lo mucho (y bien) que se implican algunos concelleiros del Gobierno local a la hora de presentar la Concentración Mototurística Internacional Rías Baixas, que tendrá lugar el próximo fin de semana en el lugar de Baltar.

La presentación del evento tuvo lugar el pasado viernes en la explanada de la piscina. Y allí llego, pilotando una motocicleta, el concelleiro de Festexos e Deportes, Suso Sueiro, escoltado por varios miembros del Motoclub Amigos de la Moto, responsable de la organización de la emblemática cita, la más importante del panorama motero en Galicia. El concelleiro de Sanxenxo Agrupación Liberal (SAL) se maneja bien sobre las dos ruedas, tal y como demostró en la explanada. Ver a Sueiro sobre una moto no es ninguna novedad, ya que es un auténtico apasionado de estos vehículos. Yo veo las fotografías de la presentación y me dan ganas de ponerme a cantar la mítica canción de Born to be wild, mientras le veo dándole gas. Desde aquí, le pido a mi bueno amigo Suso que un día me invite a dar una vuelta en su máquina, que el año pasado me quedé con las ganas de que me llevase Telmo Martín. Y es que no hay que olvidar que el bueno de Telmo también se subió a una moto el año pasado para participar en la presentación de la concentración, aunque en aquella ocasión fue en el Puerto Deportivo Juan Carlos I.

También les quería hablar de una bonita escena que se vivió, precisamente, en Sanxenxo el pasado jueves, durante el magnífico concierto de ELE. Se da la casualidad de que el bajista de este grupazo, Manuel Castro, es natural de la villa lilaina, por lo que para él resultó una actuación de lo más especial. El momento culminante se produjo cuando su tío, Antonio Castro, juez de profesión y un escritor y poeta como la copa de un pino, subió al escenario para leer unos poemas de su último libro. A Antonio el miedo escénico no le puede, quedó claro, aunque se le vio muy emocionado con el cálido recibimiento del público.

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