Opinión

Autovías en ruina

LO IMPORTANTE, claro, es construir autovías, pero tanto o más es conservarlas, lo cual no ocurre con la diligencia exigida. Por ejemplo, tanto la A-6 como la A-52, la de las Rías Baixas, presentan graves deterioros en el pavimento, cuya reparación se descuidó hasta el punto de que hay tramos de difícil tránsito. En la A-52, las dificultades se centran sobre todo en el valle de Monterrei, entre Verín y la comarca de Sanabria, en Zamora, y en la A-6, entre Baralla y Villafranca del Bierzo, trechos que sin duda acusan las consecuencias del temporal, por ser zonas de climatología muy adversa.

Además se registra una gran densidad de tráfico; por el túnel de Pedrafita pasan a diario más de ocho mil vehículos. Y por si fuera poco, los parches que se aplican para enmendar el bacheo suelen ser deficientes y se levantan al poco del arreglo, con lo cual se malgasta dinero en una reparación ruinosa. Menos mal que Fomento desechó un fallido ensayó, al menos en la A-52: reducir la velocidad a 100 klm/h en el tramo afectado, con la instalación de radares. Más multas y más recaudación. Pronto se dieron cuenta de que no es lo que se pide, restableciéndose el límite de 120 ante las protestas de los usuarios.

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