Detesto el papanatismo. Sobre todo a los que te invitaban a ir de afterwork y, ahora que el covid nos ha europeizado, prefieren el brunch a las cañas vespertinas. Pero en el espejo musical sí envidio a los que se desmelenaban con The Beatles o Elvis cuando aquí escandalizaba el Dúo Dinámico. No juzgo su calidad ni su legado, que resistió hasta la pandemia, solo el desdén de España hacia el rock and roll, un prejuicio que la Transición tampoco rompió —como muchas otras cosas—. Por eso sigue siendo impensable que un grupo ‘de guitarras’ represente al país en Eurovisión, donde a los rockeros italianos les dio igual que el jurado español les diese —perdón por el anglicismo— zero points.
