Opinión

Marín, algo más que fiestas

DESDE EL pasado mes de junio y hasta septiembre Marín ha sido todo una fiesta. Puede decirse que un día sí y otro también propios y visitantes pudieron disfrutar a lo largo de tres meses de toda una variada programación de actos, festivos, musicales, deportivos, culturales e incluso religiosos con los que llenar el ocio veraniego y vacacional. Haber hubo actividades de toda índole y para todos los gustos y edades. Miles de personas se lo pasaron en grande en los días punta de las fiestas: Noite de San Xoán (junio) en la playa de Portocelo, las fiestas del Carmen (julio), la Festa Corsaria (agosto), el San Caralampio (recuperado) y el San Migheleiro (septiembre). Los conciertos y las verbenas mantenían en las calles a un hervidero de gentes hasta altas horas de la madrugada de lo cual, dicho sea de paso, se beneficiaba la hostelería, y especialmente la del terraceo

A la alcaldesa María Ramallo y su equipo se les veía eufóricos en esas fechas al ver tanta animación, no cabían en sí de gozo, porque seguro que, como es lógico, se atribuían el éxito que les serviría para hacer después un balance muy positivo de las fiestas como así lo hicieron. Y la cosa no era para menos. 

Ahora bien, Marín es algo más que fiestas y terminadas éstas habrá que ponerse al tajo para continuar la labor municipal, porque el pueblo tiene otras necesidades, tiene otras demandas, y que éstas se solucionen es cosa de quienes gobiernan el municipio e incluso de los demás grupos que conforman la Corporación Municipal, que deben contribuir a ello aunque estén en la oposición, porque todos representan a la ciudadanía y todos asumieron su obligación de resolverle sus problemas. 

Conocemos los proyectos-promesa que el grupo de gobierno tiene en cartera para ir desarrollando a lo largo de esta legislatura, como son la nueva configuración del Paseo Alcalde Blanco, el Auditorio y la reforma de la Avenida de Ourense, entre otros, pero a esto habría que añadir la búsqueda de soluciones a otros problemas como la despoblación, el paro, la falta del desarrollo del PXOM, la creación de viviendas sociales, un buen aparcamiento, terrenos donde ubicar empresas... Por todo ello está claro que el gobierno municipal deberá ofrecer a Marín, repito, algo más que fiestas, las que por cierto también son necesarias. Claro que sí. No es tanto el pan y circo como muchos achacan a la forma de gobernar del equipo María Ramallo. Entiendo que pueda dar esa sensación. Pero las fiestas forman parte de las tradiciones y éstas contribuyen a llenar páginas en la historia de los pueblos. Por otro lado debemos reconocer lo que se ha hecho durante las dos legislaturas municipales anteriores, que no fue poco. Ahora bien, y perdón que insista, y lo digo sin acritud, tampoco hay que relajarse con fiestas en la búsqueda de soluciones a lo que sigue demandando Marín.

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