Opinión

Marín. In memoriam al Padre Eguren

EN EL MES en el que andamos se cumple, mejor dicho se cumplió ya el pasado día 1, el 35 aniversario del fallecimiento del recordado y añorado Padre Eguren, profesor y rector del colegio San Narciso de los Padres Paúles e Hijo Adoptivo de Marín. Sobre su vida y obra mucho se ha escrito aunque su biografía más completa la recoge el libro Marinenses (Laureano Mayán 2009) de donde extraemos algunos datos que junto a otros de hemeroteca nos sirven de guía para este "in memoriam".

Ángel Eguren Ugarte nació en Oñate (Guipúzcoa) en el 1916. Contrariamente a lo que hubiese deseado su padre -lo quería como oficinista de una fábrica de su pueblo- el joven Eguren encauzó sus pasos hacia la religiosidad ingresando en la Escuela Apostólica de los PP. PP. de  Guadalajara iniciando posteriormente el noviciado a los diecisiete años. Llegó a doctorarse en Filosofía con tan solo 21 años. Su ordenación como sacerdote tiene lugar en 1944 y su destino meses después sería el colegio de los Paúles de Marín donde permanecería hasta su muerte, que como hoy recordamos, se produjo el Día de Todos los Santos de 1984. Su entierro fue una gran manifestación de duelo protagonizada por el dolor y la consternación de una multitud de marinenses que acudieron a darle el último adiós al cementerio marinense donde reposan sus restos.

A lo largo de prácticamente toda su vida el Padre Eguren ejerció una importante labor pastoral y espiritual muy en consonancia con la obra de San Vicente de Paúl. Fue un gran colaborador de las Hijas de la Caridad de Marín y guía espiritual de muchas familias marinenses. Era tanto el cariño que estos le tenían que lo hicieron merecedor del honorífico titulo de Hijo Adoptivo acordado por la Corporación Municipal del Concello de Marín en 1979. Sus antiguos alumnos que aún lo tienen en la memoria lo recuerdan como "un estupendo profesor que daba unas clases en las que nadie se aburría, en las que fomentaba ilusión". Que "como religioso fue un ejemplo de fidelidad a su vocación durante toda su vida, un gran orador y un adelantado a su época".

Pero nombrarle Hijo Adoptivo no había sido suficiente como pago de una deuda que los marinenses tenían con su guía y benefactor espiritual. De ahí que en 2008 se acordase poner su nombre al Parque Eguren y por si fuera poco ocho años después coincidiendo con la celebración del centenario del colegio de los PP. PP. se coloca allí una placa con la que será recordado a perpetuidad.

De su talante personal puede decirse que "era desinteresado, comprensivo y de carácter abierto. Para él todas las personas eran de buena fe. Tenía el don de la palabra. Su puesto era siempre al lado de los humildes". Treinta y cinco años después de su muerte el Padre Eguren sigue en la memoria de todos cuantos a él se acercaron en busca de ayuda y consejo.

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