Opinión

Trampas en el solitario

¿PACTAR CON el PP? Imposible. "¿Cómo vamos a pactar con quienes desde el minuto uno dijeron que con nosotros a ningún sitio?". Esto es lo que gusta decir a los responsables socialistas. Forma parte del argumentario para concluir que están haciendo lo único que podían hacer: reproducir la mayoría de la moción de censura.

Resulta llamativo, por no decir escandaloso, que se agarren a este argumento cuando si alguien ha dicho una cosa y la contraria ha sido el propio candidato socialista. ¿Alguien podría imaginar el famoso y apresurado abrazo con Pablo Iglesias? ¿Dónde queda el insomnio de quién aspira a ser Presidente del Gobierno? ¿No era Torra lo más parecido a Le Pen? Ocurre que esgrimiendo el argumento de que el PP, a través de su secretario general, dijera que con Sánchez nada de nada, da toda la impresión de que el PSOE —todo el PSOE, salvo los veteranos a quienes nadie caso en la calle Ferraz— trata, por un lado, de hacerse trampas en el solitario y, por otro, que los demás concluyamos que sí, que tienen razón. ¡Cómo van a pactar después de lo dicho por García Egea! Lo que nos preguntamos muchos es cómo después de la reciente campaña electoral protagonizada por el candidato socialista, hemos llegado, han llegado hasta aquí.

En política, cuando conviene, las palabras se las lleva el viento. En caso contrario quedan escritas en piedra. Y es lo que hace el PSOE: escribir en piedra algunas palabras de algunos de sus adversarios, que no de todos porque si así fuera no habría ni, en el futuro ni ahora, pacto posible alguno.

El PSOE está donde quiere estar y está pactando con quien ha querido y quiere pactar. No hay que insistir en la legitimidad de quién ha ganado las elecciones para elegir sus compañeros de viaje. Los ha elegido libremente y todo lo demás son trampas en el solitario, excusas de mal pagador.

La falta de cortesía institucional se está instalando en nuestro país. Lo vimos en la sesión constitutiva de las cámaras legislativas con posiciones más que extravagantes a la hora de acatar la Constitución. Conviene recordar que para que algo sea criticable no es necesario que sea ilegal. También, sin retorcer la legalidad se puede dañar a la seriedad de la democracia y es lo que viene ocurriendo desde hace tiempo a la hora del acatamiento constitucional.

La democracia sin liturgia no es nada. Y carente de liturgia es también que pasado casi un mes desde las elecciones, el candidato socialista no haya tenido ni un minuto para hablar con el líder de la Oposición. Tiempo ha tenido pero no ha querido y opciones distintas a la elegida para ahormar una mayoría, también. De manera que mejor para todos porque resulta menos cansino y más creíble que no busquen excusas con las que tratan de hacerse trampas en el solitario y que los demás caigamos en ellas. El problema de fondo, lo sustancial, es que Pedro Sánchez no puede permitirse el lujo de un nuevo fracaso negociador. ¿Sería sostenible, en este supuesto, su propia situación?