No voy a revelar mis fuentes, pero alguien me ha dicho que el sábado en el Armadiña Rock había un montón de políticos. No podían faltar ediles del ayuntamiento de Poio, al ser el ayuntamiento que acoge el festival. De hecho, el propio alcalde, Nito Sobral, también estaba allí. Ya había avisado en la presentación del evento, que se sentía joven y todavía tenía el cuerpo para mucho rock and roll. Y allí estaba el sábado por la noche, aunque nadie le ha visto bailar. Así que desde aquí le envío una invitación: suéltese el pelo, alcalde, y déjese llevar por la música. El año que viene estaré pendiente de usted y espero que haga temblar la Praza da Chousa (en donde tienen lugar los conciertos) como un veinteañero.
Quienes estaban también en el festival eran la eurodiputada Ana Miranda y el portavoz del BNG en Soutomaior, Manuel Lourenzo. Pero si hubo un protagonista en la noche ese fue Xurxo Souto que puede considerarse ya como hijo adoptivo de Combarro. Con el concierto de la Banda Xangai, de la que es vocalista, conquistó al público. No solo por su música, sino también por el amor que mostró por Combarro y su gente. Con referencias a la Illa de Tambo (Nin militares, nin eucaliptos, nin celulosa. Tambo é nosa) y composiciones dedicadas al lugar.
VINO EN EL NÁUTICO. Donde también hay un montón de fiestas sin parar es en San Vicente do Mar, en concreto en el local El Náutico. El pasado jueves, por ejemplo, acogió una fiesta del vino albariño de Cambados El Secreto de Candela, en donde quedó claro que esta variedad de vino no es solo un aperitivo, sino también un maridaje perfecto para una jornada de música.
En este enclave de ensueño, los asistentes disfrutaron del concierto de Rubén Pozo (excomponente de Pereza) y Lichis (excomponente de La Cabra Mecánica). Y lo hicieron rodeados de multitud de amigos que disfrutaron del albariño, de la música y de la mejor gastronomía, como Jorge Drexler o Leonor Watling, que estuvieron presentes durante toda la jornada de fiesta.
