Opinión

La concejala de los chorizos al vino

Según el refranero popular (que es muy sabio) ‘Después de la tempestad viene la calma’. El presidente de la Autoridad Portuaria, José Benito Suárez Costa, que el pasado fin de semana estuvo al pie del cañón para comprobar la evolución del incendio que se registró en Astilleros de Placeres, con el paso de los días ha podido relajarse y dedicar un tiempo a su afición favorita, el running. Con sol, lluvia, calor o frío, es uno de los corredores habituales de la Illa das Esculturas, Monte Porreiro y sendero fluvial del Lérez. Se puede decir que con la práctica de este deporte José Benito luce un aspecto jovial.

Quien no para es la concejala del Rural, Pilar Comesaña. Además de la labor que desarrolla la edil nacionalista como integrante del Gobierno local no se pierde el tradicional magosto que organiza la asociación de vecinos de Eduardo Pondal. Además de disfrutar de la degustación de castañas asadas, desde hace muchos años Pilar tiene encomendada la tarea de preparar los chorizos al vino. Incluso en una ocasión tuvo que abandonar a los postres una boda a la que la habían invitado para no faltar a su cita con los fogones. Ya no hay quien le quite el puesto.

A quien parece que el paso de los años le esté afectando a su espectacular imagen es a María Biempica. La ex concejala del PP de Pontevedra (que luego fue ‘no adscrita’) cumple hoy 45 primaveras muy bien llevadas, por cierto. Además de desearse un felicísimo aniversario, le mando muchísimos besos.

Para desconectar de la rutina diaria no hay como cambiar de aires durante unos días y subirse a un avión para conocer otros países. Es el caso del concejal del PP Pablo Fernández, que se encuentra estos días de viaje ¿A que no adivinan a qué lugar? Pues ni más ni menos que a Italia y, en concreto, a Venecia. ¿Por qué lo se? Es muy fácil: porque yo soy muy cotilla y porque Pablo Fernández ha subido a las redes sociales una fotografía en la que se le puede ver junto a dos compañeras de viaje en uno de los famosos canales con el agua por encima de las rodillas.

Y no es que se hayan metido a propósito en el agua sino que esta ciudad italiana está sufriendo estos días unas severas inundaciones debido a la alarmante subida del nivel del mar. Espero que esta situación sea pasajera y que las aguas vuelvan a su cauce (en sentido literal), porque me moriría de pena si la hermosa ciudad de las góndolas acabase como la Atlántida.

En todo caso, que la sonrisa que luce el edil ‘popular’ en la instantánea delata que con este viaje ha conseguido cargar las pilas y romper con la monotonía del día a día que vive en Pontevedra, tanto en su faceta profesional como en el ámbito político.