Opinión

Las aventuras de los famosos

O escritor, poeta e ensaista estivo presente la Feira do Libro de Ceuta. EFE/RAFAEL PEÑA
photo_camera Manuel Rivas. EFE/RAFAEL PEÑA

COMO SUPONGO que sabrán, Manuel Rivas estuvo en Pontevedra el pasado sábado para participar en el Vermú entre libros de la librería Paz, donde conversó con mi compañera María Varela sobre sus dos últimas publicaciones, Contra todo isto y Vivir sin permiso, e outras historias de oeste. La crónica la habrán leído en la página que escribió Cuca ayer pero, como no podía ser de otra forma, hoy les hago yo la contracrónica, es decir, los cotilleos más interesantes de la visita.

Porque resulta que la llegada de uno de los escritores gallegos más universales a la Boa Vila estuvo un poco accidentada. No es que le pasase nada, pero digamos que ‘se perdió’. No sabía con exactitud cómo llegar desde el lugar en el que había aparcado el coche hasta Paz y se vio obligado a llamar a la librería para pedir direcciones. Por suerte, nuestro compañero Ramón Rozas salió raudo y veloz en su rescate y fue a recogerlo, por lo que todo se quedó en una pequeña anécdota.

Para anécdotas las que dejó la visita. Como la de una mujer que no dudó en acercarse a junto de Manuel Rivas a confesarle que venía, ni más ni menos, ¡desde Madrid! No es que viniera ex profeso a verlo, porque ya tenía la intención de pasar la época navideña en Pontevedra, pero adelantó su llegada y viajó durante la noche del viernes para poder llegar a tiempo a la cita de la librería Paz. Eso sí que son fans y lo demás son tonterías.

Seguro que si tienen un libro firmado por el escritor ya saben esto que les voy a decir, pero las rúbricas de Rivas son una auténtica obra de arte. Nunca escatima en sus palabras ni en los detalles que les pone y siempre son muy personalizadas. Tanto que ahora hasta parece un estudiante de arte, porque no hay firma a la que no vaya cargado con su kit personal con rotuladores de colores, ¡y hasta acuarelas! Así que ya les digo, si tienen la oportunidad de conseguir que les dedique un libro, no lo duden ni un segundo, que no se arrepentirán.

Quienes no lo dudaron ni un segundo fueron los propietarios de la cafetería Citania a la hora de pedirle una foto al mismísimo Álex González. El actor se encuentra de nuevo en la zona rodando la segunda temporada de Vivir sin permiso y, en uno de sus descansos, sus pasos lo llevaron al establecimiento y ni que decir tiene que los propietarios quedaron encantados con su visita.

La verdad es que parece una joya, siempre que ha estado en la comarca grabando alguna escena se ha mostrado encantador con las personas con las que se ha cruzado. Vuelve siempre que quieras, te recibiremos con los brazos abiertos.

Comentarios