Opinión

El traspiés del gato

Pablo Dapena. J.L. OUBIÑA
photo_camera Pablo Dapena. J.L. OUBIÑA

NO ES QUE YO le busque los tres pies al gato (que también, a veces), lo que me pasa a mí es que tuve un traspiés a causa de un gato. Resulta que el otro día les conté que una palomita me había chivado que había visto al concejal del PP de Pontevedra Pablo Fernández a paso ligero por la calle Cruz Gallástegui portando una caja en cuyo interior había un encantador gatito de color gris que solo con verlo ya daban ganas de achucharlo, mimarlo, acariciarlo, arrullarlo... Tanto me vine arriba pensando en tan encantador minino que se me traspapelaron los apuntes y les conté que el protagonista de la historia era Fernández y no. Que lo había apuntado mal. Que mi fuente, totalmente fiable, me había dicho que era Pablo Dapena, el triatleta pontevedrés riquiño como él solo.

Pues mientras Dapena tiene un gato (o no) preciosísimo, la que he liado (pollito) en casa del otro Pablo, Fernández, el del PP. El mismo se confesó en su Facebook como un fiel seguidor de la "reportera más dicharachera" (sí, yo misma) y bien sabe que pocas veces fallo el tiro, pero en este caso me colé pero bien. No solo no era él el de la caja sino que su propia gata, Paquita (ay, Paquita, como la de la canción de Herdeiros da Crus), se puso muy celosa de aquello que estaba viendo en el Diario. Madre mía, si me saca las uñas. Doy fe de que mi traspiés ha causado risión entre sus amistades, desde Pepa Pardo a Aurora Cañizares o Guille Juncal, quien apuntó que "podía ser peor". Cierto, Guille.

Solo espero que Paquita, una belleza de pelo blanco inmaculado, acepte mis disculpas y le quede claro que es la única a ojos de su Pablo (Fernández), así que puede olvidarse de los celos. Que una gata celosa no es poca cosa.

CUMPLEAÑOS. Y a punto de entrar en el otoño sería ese momento el año en el que volvemos a la rutina bla bla bla... pero ahora ni nos acordamos, porque nueva normalidad y rutina no casan demasiado. Fíjense que ayer, por ejemplo, el Cisne debutó esta temporada, con tan escaso aforo por culpa de las restricciones de la pandemia, que ni el concejal de Deportes, Tino Fernández, pudo acudir.

Menos mal que, aunque sea en petit comité, la pandemia aun permite celebrar cumpleaños. Y si no que se lo digan a nuestro compañero Edu de la Peña. Edu ayer libró, como bien merece, pero seguro que mañana nos agasaja con algún bombón (y no, no es una indirecta, jeje).

Hoy también tengo que felicitar a dos grandes de la pluma que soplan velas. Uno es el profesor, escritor y crítico de cine Miguel Anxo Fernández (MAF) y el otro mi querido Rafa Cabeleira (que no Cabalieri), que ya peina (literalmente) los 43 añitos. Un chaval

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