Opinión

Bombardear Pontevedra

SI, HAS leído bien. Bombardear Pontevedra. Hay que bombardear Pontevedra sin piedad. Hay que ser implacables. Esta mañana caminando por el puente del Burgo contemplando el agua color plata de la ría me detuve delante de la ciudad como una estatua de Cicerón. La observé gris, oscura, aburrida. Sumida en una letanía propicia al sueño. Una ciudad no se merece la mediocridad de los grises, los claros oscuros que pueblan sus vericuetos, las paredes marchitas de sus edificios.

La ciudad necesita que la revienten de imaginación, que la exploten de alegría. Colores. Hay que bombardear la ciudad con colores. Colores de todas las tonalidades. Deberían caer bombas de colores desde el aire durante ocho horas hasta inundar las calles, plazas, fachadas, puertas, aceras, carreteras y puentes hasta convertir Pontevedra en una sinfonía policromática semejante al arco iris o a un cuadro del pintor ruso Alexande Sorokin que vive en Mallorca y es un maestro del color.

Deberían despegar del aeropuerto de Peinador diez aviones cargados de pintura amarilla, roja, azul, verde, blanca, púrpura, lila, naranja, rosa y sobrevolar la ciudad mientras suena Bach o Vivaldi, descargando colores por plazas, calles y avenidas. Bombardear la Parda hasta teñirla de rojo, sobrevolar la Calle Sierra y la avenida de Buenos Aires escupiendo amarillos, rojos, azules y verdes hasta que toda la fachada de la ciudad que mira al mar tuviera el aspecto del barrio de la Boca. Colorear Loureiro Crespo y Benito Corbal con rosas y púrpuras, verter verdes y lilas sobre la calle de la Oliva y la iglesia de la Peregrina. Disparar colores sobre Campolongo hasta convertir el barrio en un cuadro de Matisse. Transformar la Plaza de la Herreria en un lienzo de Kandinsky. Bombardear y bombardear la ciudad con colores hasta que un arco iris gigantesco reluzca en cada calle, en cada pared, en todos los edificios de la ciudad.

Y hay que hacerlo cuanto antes. El mes de mayo es ideal. Tendríamos una ciudad colorida hasta las primeras ciclogénesis explosivas del invierno cuando la lluvia se lleve los colores y vuelva el gris a poblar las veredas de la capital. Que bombardeen Pontevedra y cuando finalicen el lienzo urbano, que rocíen sus calles con flores. Probablemente incrementaremos el numero de turistas en 2 millones solo este verano. Vendrían a sacar fotos japoneses, chinos, coreanos, americanos, europeos e hindúes además de media España, incrementando el empleo y la economía local en un 1000%. Pero lo que mas aumentaríamos sería nuestra alegría porque somos lo que pensamos y lo que pensamos es lo que vemos. O como en este artículo. Lo que imaginamos.

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