Opinión

Cosas que puede haber en Marte

El robot perseverante ha emprendido su camino sobre la superficie del planeta rojo y ya está enviando fotografías espectaculares. No sabemos que se encontrará a su paso por tanta tierra árida y cráteres. A primera vista en Marte hay mucha luz, así que entre las piedras y rocas quizás tropiece con alguna lagartija verde asomando su cabeza. Puede que el planeta esté poblado por perros que hablan con un lenguaje sumamente evolucionado. Perros intelectuales, sentados en una hamaca, con gafas de sol, mientras se sirven un campari rojo y cuentan chistes sobre la tierra. Tampoco podemos descartar que entre tanto paisaje desértico aparezca una pirámide. La sorpresa sería mayúscula si encontráramos construcciones que nos son propias. Como la Estatua de la Libertad enterrada bajo la arena donde solo se ve el brazo, la cabeza y la antorcha. Eso significaría que Marte es la Tierra en el futuro. Como el espacio y el tiempo fuera de nuestro planeta son relativos quizás solo estemos contemplando nuestro destino, pero puede que también contemplemos nuestro pasado. De repente el robot descubre un oasis poblado de palmeras con un lago rebosante y árboles frutales donde dos seres humanos, pongamos que se llaman Adán y Eva, bailan completamente desnudos. El robot sería su árbol de la ciencia. Lo cierto es que a Marte le hace falta vegetación, salvo que esté escondida en otro punto de su geografía. Podríamos bombardear el planeta con semillas de todo tipo de árboles terrestres que puedan crecer en esas condiciones hasta convertir Marte en un jardín. Lo que está claro es que Marte, como modelo de ciudad, reúne las condiciones ideales para un plan general de ordenación urbanístico que humanice y sea sostenible. Su superficie plana es ideal para peatonalizarla entera y poblarla de carriles bici. Obviamente habría mucha vivienda promocional en oferta con un suelo totalmente libre para construir pero antes habría que redactar una normativa que respete el impacto paisajístico de cada vivienda sobre el planeta. Una edificio gallego de los años ochenta sobre la superficie marciana podría ser un esperpento. Se impondrían viviendas ovaladas y blancas, con techos transparentes para contemplar el cosmos durante la noche con paneles solares para ser sostenibles energéticamente y huertos para garantizar la soberanía alimentaria. En Marte no hay ninguna taberna donde sirvan la cerveza muy helada con un pincho de tortilla. Habría que inventarla. No podría faltar una biblioteca pero no con libros de la Tierra. Sino con millones de páginas en blanco nuevas para inventar nuevas historias. De momento hay que contentarse con lo que el robot nos va mostrando pero puede que un día te despiertes por la mañana con la noticia mas deseada. Perseverante encuentra la evidencia empírica de vida en Marte. Todos los medios de comunicación abren con la noticia, las redes sociales comparten el video. Un tipo elegante, con sombrero, traje y una trompeta en la mano está sentado con una mujer vestida cabaret parisino años veinte y mientras sostiene un cigarrillo en la boca pronuncia: “No vengáis a tocarnos los cojones.”

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