Opinión

Greta Thunberg, un ejemplo para la juventud

GRETA ES una niña sueca. Como a todos los niños y niñas de su edad le gusta jugar, escuchar música, leer y viajar, pero además, es una niña que desea mejorar el mundo en el que vive. Una nevada mañana de invierno asistió como todos los días a su escuela. Entró en su aula y al comenzar la clase el profesor mostró a los alumnos imágenes de ríos contaminados, las profundidades oceánicas cubiertas de plásticos, las especies de animales que se han extinguido, los bosques ardiendo y las catástrofes naturales provocadas por una alarmante subida de las temperaturas cuyo origen reside en un sistema económico productivo contaminante y en un consumo humano desproporcionado y desmedido. Esas imágenes, esos cuadros del horror, se quedaron grabados a fuego en el cerebro de Greta. La niña comenzó a sumirse en una preocupación constante por la naturaleza, una obsesión que la sumergió en una profunda depresión durante aproximadamente un año. Un tiempo aletargada en la tristeza y sin querer hablar. Una mañana, se despertó súbitamente con la mente clara y decidió actuar. Se levantó, desayunó, se puso el abrigo, la bufanda, salió a la calle y se plantó, ella sola, delante del Parlamento Sueco con un cartel exigiendo acciones para preservar nuestro planeta y adopción de medidas concretas para garantizar nuestra supervivencia colectiva, amenazada por el aumento de la temperatura en la tierra. A partir de ese momento millones de adolescentes y jóvenes en todas las ciudades del mundo comenzaron a hacer lo mismo que Greta, convirtiendo una acción aislada en un movimiento internacional por la defensa de la naturaleza. Greta Thunberg, se ha convertido en una líder global del desarrollo sostenible luchando como activista medioambiental, movilizándose para que los políticos y los gobiernos incorporen cuanto antes a sus políticas públicas los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, unos objetivos firmados por 193 países del mundo, entre ellos España y cuyo cumplimiento incumbe no solo a gobiernos, sino a comunidades autónomas, ayuntamientos, empresas, centros educativos y sobre todo, a nosotros mismos. El calentamiento global, sus causas y sus consecuencias, económicas, sociales, en la salud de las personas, en los movimientos migratorios, en las catástrofes naturales y en los conflictos políticos, es un hecho incontestablemente avalado por los grupos de trabajo e investigación científica más importantes del mundo, pero el valor real de Greta como activista medioambiental, es que su figura sirve de ejemplo para toda una generación de niños, adolescentes y jóvenes, que ven en ella un modelo a seguir. Esta generación de niños, adolescentes y jóvenes que presionan para promover un modelo productivo e industrial basado en el uso de energías renovables, gestión de ciudades sostenibles eliminando el tráfico, la polución y habilitando espacios verdes, reducir todo tipo de emisiones de CO2, gases de efecto invernadero y combustibles fósiles son un ejemplo para todos, un orgullo y una esperanza para el futuro. Pero no podemos esperar a que un gobierno tome medidas. Debemos ser nosotros mismos en nuestra vida cotidiana actuando desde hoy. Tenemos que reciclar absolutamente todos los deshechos que producimos en casa, dejar de comprar productos plastificados, aprovechar los alimentos que tenemos en la nevera, no desperdiciarlos, ni tirarlos a la basura. Comprar productos de temporada y de proximidad y sobre todo presionar, como hace Greta Thunberg, exigiendo a nuestras empresas y gobiernos locales que implementen la Agenda 2030 y los ODS inmediatamente en sus políticas. El cambio puede comenzar hoy mismo si vas a la nevera y en lugar de tirar a la basura esa zanahoria, ese tomate , ese pimiento rojo y ese calabacín del fondo que te parecen mustios, los seleccionas, los limpias y te preparas una delicioso salteado de verduras o una crema bien caliente que te durará dos días. No solo no habrás desperdiciado alimentos y contribuido a los compromisos mundiales por el medioambiente, sino que te habrás ahorrado 20 euros en el supermercado al no haber comprado cosas que realmente no necesitabas porque ya tenías alimentos en la nevera. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la lucha por el cambio global para preservar nuestro ecosistema y defender la naturaleza de la que formamos parte no empiezan en la Cumbre del Clima de Madrid. Empiezan hoy mismo. En la cocina de tu casa.

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