Opinión

Tiempo de vendimia

PARA EL POETA Charles Baudelaire existe en la esfera terrestre un gentío innumerable e innominado cuyo sueño no podría dormir los pesares. El vino escribe para ellos cantos y poemas. Para Platón el vino es la leche de los ancianos. Vendimia es una palabra que proviene del latín y significa "tomar de la viña". El vino es tan antiguo como la civilización. En el antiguo Egipto el vino estaba reservado para la realeza y la familia del faraón, utilizado en ceremonias fúnebres u ofrendas al sol, ya que el vino se consideraba una bebida divina. El faraón sosteniendo la uva en su ojo como un prismático, observaba a través de su transparencia la construcción de la pirámide de Keops. Si un rayo de luz traspasaba la piel cristalina del pequeño fruto redondo, la cosecha era buena.

Para los griegos la vendimia era una ofrenda a Dionisos, dios de la agricultura, el vino y el exceso. Los griegos invitaban a los pueblos vecinos a recoger la uva, se realizaban grandes fiestas y era tradición que los nobles debían beber todo el vino suficiente hasta que tuvieran que ser llevados a hombros por sus esclavos a sus viviendas. "In vino veritas" pero el veneno está en la dosis, no lo olvides.

En la antigua Roma eran las mujeres las encargadas de pisar el vino con sus pies desnudos, símbolo de la fertilidad, hasta convertirlo en mosto, un zumo que sería guardado en tinajas de barro hasta que obtuviera el punto exacto de fermentación. Lo servían como ofrenda a Júpiter, el Zeus griego, y las fiestas romanas acababan siendo auténticas bacanales (bacanal proviene de Baco, dios romano del vino), ya que existía la creencia en que un buen bebedor de vino no envejece nunca.

Los cristianos perseguidos lo ocultaban en las catacumbas y lo exaltaban en secreto como rememoración de la última cena mientras predicaban el amor universal con un brindis. Ese vino oculto en las catacumbas es el origen de guardar el vino en una bodega al frescor de las sombras. Estos pueblos mediterráneos fueron los artífices de expandir la cultura del vino por el resto del continente europeo a lo largo de los siglos.

Recoger la uva del racimo al comienzo del otoño equivale a recoger los recuerdos de las últimas estaciones antes que la naturaleza muera en invierno para despertar en primavera. "Risveglio di primavera", canta Batiatto. La sabia naturaleza ya nos enseña que todo lo que muere resucita. Esa uva blanca o tinta llevará en su interior el placer de tus últimos baños en el mar, el sol de la tarde dorándote la piel sobre la arena fina de una playa en calma, los viajes que has realizado, las noches lunares plagadas de estrellas y las perseidas fugaces que contemplaste sobre la geometría de las esferas celestes en las madrugadas estelares de agosto.

El mejor vino no es el más caro. El mejor vino es el que se bebe en la mejor compañía. Es tiempo de vendimia, de recoger lo sembrado, de seleccionar del racimo los últimos soles del mediodía, las últimas olas del mar, los atardeceres rosados y púrpuras, para que reposen en la bodega de la memoria. Cuando llegue el viento fresco del otoño y las lluvias incesantes del invierno, si tu cosecha de vivencias ha sido excelente, podrás embriagar tu alma con los tiempos felices del verano.

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