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El peligro está en todas partes

Rodrigo Cota en un paseo por Pontevedra. CEDIDA
photo_camera Rodrigo Cota en un paseo por Pontevedra. CEDIDA

MI ENFRENTAMIENTO con la báscula Tanita fue catastrófico. De los siete kilos que había perdido, esta semana recuperé casi uno. La culpa es de los macarones que me traje de Francia. Allí un amigo me dio a probar uno y me gustó tanto que luego me regaló una caja. Con ese nombre, me dije, imposible que engorden. Pues sí, y mucho. Mi hijo y yo comimos en proporción a nuestro peso, por lo que a él le tocaron cuatro y a mí los otros ocho, y fui generoso. Debí sospechar al probar aquel primero, pues resultó de sabor muy dulce. Demasiado, ahora que lo pienso.

Son como unos pastelitos hechos con dos galletas de almendra rellenas de merengue. Sus ingredientes básicos son almendra, clara de huevo, azúcar y más azúcar. Mientras los comía pensaba que la almendra puedo comerla, así como la clara de huevo. Dos de cuatro. Como además son de diferentes sabores, pues el merengue puede ser de naranja, de fresa o de cualquier otra fruta y fruta puedo comer toda la que quiera, pues me vine arriba. Cosa deliciosa, oiga.

También había traído paté y queso roquefort. No iba a traerme un pulpo de París. Una vez en casa me desaté, aleccionado por mi éxito con la dieta de la pasada semana. "Bah, por un par de caprichos no pasa nada", me dije. Pues mal hecho. De todo se aprende. Para quien quiera adelgazar o esté en ello, ahí va una enseñanza. Es muy fácil ganar peso, tanto como difícil es perderlo. No puede uno bajar la guardia. Al menor descuido, viene la grasa e invade el cuerpo de usted y así nunca dejará de ser un grotesco obeso androide. Míreme a mí. La constancia es el secreto. Evitar las tentaciones. Como decía mi suegro cuando me enseñó a conducir, el peligro está en todas partes. Él se refería a los otros coches, a las farolas, a las personas que cruzaban sin avisar o a lo que fuera, pero esa máxima yo la aplico a todas las facetas de la vida. Y en esto del adelgazamiento se comprueba que es verdad. El peligro está sobre todo en la nevera y en los bares. Lo tendré en cuenta en adelante.

Es muy fácil ganar peso, tanto como difícil es perderlo. No puede uno bajar la guardia
 

Fui en busca de consuelo a Soremay, que es una residencia de mayores que está aquí en Pontevedra. Me habían llamado para hablar de un libro que escribí hace años, La loca historia de Pontevedra, que ellos leen por capítulos como una sus actividades culturales, lo que me parece muy bien. Allí les revelé el verdadero motivo de mi visita, que no era otro que el de conocer a los mayores, hombres y mujeres, que viven ahí. Son un ejemplo. Si han llegado a esas edades, digo yo que será por haberse cuidado y practicar hábitos de vida saludables. Cuando llegué allí, estaba el público cómodamente instalado en butacas individuales que daba gusto ver aquello. Durante mi discurso las actitudes eran heterogéneas, algunos atendían, otros dormían con absoluta despreocupación y un señor de repente se levantó y dijo que estaba confuso. Me identifiqué con él al instante, pues yo también estoy confuso últimamente.

Rodrigo Cota en una charla en un centro de mayores. CEDIDA

Les dije, y es verdad, que yo aspiro a ser como ellos y vivir algún día en una residencia como la suya y que me sienten en una butaca tan cómoda. Esa es mi verdadera meta. Para llegar a esa edad tengo que empezar por cubrir este reto con un mínimo de dignidad. Le di un beso a la abuela de Ventín, mi preparador físico, que está allí y seguramente a día de hoy sigue preguntándose quién era el gordo que fue a molestarla. Gracias a la directora, Rocío Pidre y a María Carballa, educadora social, que me trataron divinamente y hacen un trabajo espectacular. Volveré.

ASÍ ME SIENTO
Peso: 117,8 kg (-5,3)
Estado de ánimo: En camino
Pecado cometido: Macarons
Temperatura exterior: Absurda

Luego están los bolos, que estos días tuve varios y eso no facilita las cosas. El martes tuve una entrevista pública con el candidato del PP a la alcaldía y luego una cena en la que estábamos ambos, el vicepresidente de la Xunta, el vicerrector, el director de Diario de Pontevedra, algunos concejales y varios periodistas. El jueves fui a presentar a Marín mi documental sobre la lucha anti-Ence y otra cena. Esos compromisos son pruebas que me manda Dios, que últimamente no sé qué le pasa conmigo, que igual está enfadado porque no creo en él.

Rodrigo Cota en Soremay. CEDIDA

Dice Lucía, la nutricionista que a pesar de los vaivenes la cosa no va mal: "Te felicito por tu esfuerzo, que sé que para ti no es poco, y por esos 6 kg que has bajado, pero por otro lado te regaño porque si te pones serio y tomas la dieta y la actividad física en serio, vas a bajar mucho más, y lo sabes". A mí la última parte me pareció algo así como si fuera una amenaza. Luego me advirtió de algo que no había tenido en cuenta. Que la Navidad espera ahí, a la vuelta de la esquina. El peligro, como decía mi suegro, está en todas partes.

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