Opinión

Del mito al logos

Podríamos decir que es tan importante la palabra para el hombre, que su mayor valor se refleja en la frase "ser hombre de palabra"

Del mito al logos o, lo que es lo mismo, de la superstición al raciocinio, es el tránsito del pensamiento al conocimiento que se produjo en la antigua Grecia en el siglo VI a.C. Por eso, dice Herder que "en Grecia ha sido puesto el fundamento de todo conocimiento de ciencia y de toda hermosura de forma". 

Fue, precisamente en la antigua Grecia donde la razón se impuso como reflexión intelectual o actitud racional ante la realidad del mundo y de la vida. En Grecia, los mitos fueron derrotados por el raciocinio o reflexión intelectual. Por eso, a grandes rasgos, podemos decir que Oriente siente, Grecia piensa y Roma actúa; es decir, sentimiento, conocimiento y voluntad son los principales hitos del progreso humano.

Es sabido que el progreso consiste en ir desterrando progresivamente los mitos, a medida que las causas de los fenómenos nos demuestran que su origen se debe a factores naturales y no a causas extrahumanas o divinas.

El valor de la palabra se reconoce en la Biblia cuando se dice, según san Juan, que "en el principio era el Verbo"; obsérvese que se dice "era" y no "fue", porque el Verbo en ese texto significa la palabra de Dios y esta no tiene principio ni fin, es decir, es ajena y superior a las condiciones de espacio y tiempo.

El valor de la palabra consiste en sustituir el denuesto y el insulto, así como la agresión física y la agresión verbal, por la persuasión y el convencimiento.

La palabra se nos ha dado para entendernos, comprendernos e intercomunicarnos, pero no para enfrentarnos y en sustitución de la agresión física, con independencia de que la agresión verbal puede ser también causa u origen de malas o peores consecuencias.

Esto nos confirma que el don de la palabra es un regalo de la humanidad a las personas pero también lo es la responsabilidad de su uso adecuado y de su utilización, como antes dijimos, entendernos e intercomunicarnos y no para enfrentarnos o combatirnos. Por eso, en este sentido, palabra es sinónimo de Dios o de la divinidad. Y es que, efectivamente, la palabra es un don privativo de las personas y el lenguaje articulado es solo utilizado y utilizable por el hombre.

Finalmente, podríamos decir que es tan importante la palabra para el hombre que su mayor valor se refleja en la frase "ser hombre de palabra". 

En definitiva, "ser hombre de palabra" equivale a integridad moral y sentido ético de la vida y de la convivencia soci

Comentarios