Opinión

Estampas de verano

Paisaje político, económico y sanitario en el mundo ideal del régimen. La luz, otra pandemia para el sanchismo
Playa con aglomeración de gente. BEATRIZ CÍSCAR
photo_camera Playa en Marín. BEATRIZ CÍSCAR

CUANDO LAS tardes son un regalo en Galicia, tan soleadas y puras como las de estos días recientes, uno no quiere que el atardecer se acabe nunca. Aquí, en la esquina de las vacaciones libertarias, la ola de calor ha pasado de largo, quizás porque la naturaleza ha obrado un milagro apostólico con el doble Xacobeo. Alguien me decía que esas tardes tan redondas y hermosas, tan inspiradas como los versos de Rosalía, son muy pocas a lo largo del año. Pero cuando los días vienen con nubes tímidas a la mañana y rondando los 30 de máxima soleada al mediodía, sin lluvia ni tempestades, y sin incendios forestales confinando la preocupación de la pandemia, dan ganas de congelar los momentos como fotografías de instantes felices en el álbum de las vivencias vitales. En esas tardes de tanta belleza y fortuna, el paraíso se encuentra en un acantilado de A Mariña, los paisajes rurales de Mosteiro-Pol (Lugo) o el paseo marítimo de Riazor y el Silgar. Esa luz del sol en retirada acariciando los prados y las olas es única, tan épica como los despertares orgullosos del faro de occidente en la Mareta.

En Lanzarote, Moncloa y Cataluña la realidad difiere mucho de la verdad. En Galicia, en cambio, la falta de vacunas es un dato objetivo pese a que Pedro Sánchez anunció en plena Conferencia de Presidentes 3,4 millones de dosis que solo han llegado a cuatro autonomías. Lo anunció con sobre-dosis de Aló Presidente como si del descubrimiento de la penicilina se tratara, igual que ha hecho esta semana con el ensayo en humanos de la vacuna española que se hace de rogar. Sin embargo, en España hasta las vacunas extranjeras que tanta ventaja nos llevan se reparten con falta de transparencia como los fondos de reconstrucción. Pero aún es más indigno poner la lavadora en estas fechas y que cueste el doble que hace un año. En Galicia, los tendederos al sol ondean como banderas de secado al viento pidiendo tregua a tanta manipulación, y los eólicos se camuflan en el lejano horizonte de la lontananza como quijotes reales del mundo imaginario del ilustre hidalgo de Moncloa.

El Gobierno social de PSOE y Podemos bate récords diarios de carestía en el recibo de la luz. Y debe ser la oposición de las derechas la que defienda a los españoles de la "pobreza energética" que Pedro y Pablo, antes de ser los Picapiedra de la izquierda liberadora empeñados en demoler España, bramaban contra Rajoy y las eléctricas.

Es lo que tiene gobernar, que el márketing se vuelve tan grueso como esos pegotes de propaganda política a los que nos tienen acostumbrados los relatores de la verdad oficial. Algo que en realidad es mentira sistémica para el común de los mortales solo pensada para engatusar a la ciudadanía desde la televisión, las redes y algunos medios entusiastas que ni son independientes por la mañana ni por la tarde. Desde la Mareta, Pedro Sánchez nos abocó a su mundo feliz con la perífrasis habitual en un discurso repleto de un futuro envidiable allá por 2050, año de nuestro señor feudal donde la recuperación económica será por fin un hecho y la vacunación nos habrá inmunizado a todos contra el covid y el resucitar periódico de Franco. Sánchez repite recuperación y vacunación hasta el hartazgo, pero evita cuanto puede referencias al precio de la electricidad que bajo su mandato y el de Podemos se ha convertido en el más caro de la historia de España. Y mientras sus socios podemitas hacen el paripé atacando el precio récord de la luz en vez de abandonar el Gobierno si están tan descontentos como quieren dar a entender, Sánchez se dedica a convencernos de que España va bien, y de que aún irá mejor si él sigue sobre el colchón de Moncloa durmiendo a pierna suelta como estadista conceptual estelar. Entre Sánchez y sus ministros y ministras ronda la leyenda de que la culpa de los indultos y del atraco del recibo de la electricidad es del PP, y que Aznar y Rajoy son más malos que los ogros destructivos de la concordia.

A este paso hasta Messi habrá huido de esta España en decadencia por culpa de nuestra democracia de la cogobernanza autonómica en espera de la república independiente de Cataluña y España grande y libre. Sin duda, una gran contribución a la distorsión de la verdadera realidad de los españoles, para los que la coalición de los pobres prepara una subida de impuestos de 80.000 millones a base de decretos y concesiones al chantaje separatista contra la rebaja fiscal que promueven comunidades como Madrid y Galicia. Comunidades que no votan como es debido al sanchismo podemita, y que en consecuencia son perseguidas por legiones mediáticas y políticas del pensamiento verdadero y único. Causa estupor ver en las redes ese video-ficción difundido en 2016 por Podemos con Iglesias, Irene Montero y Errejón poniendo a parir al gobierno del PP y las eléctricas por el alto precio de la luz. Ahora, el podemismo de la casta y las élites contribuye con el sanchismo mileurista a hurgar con desfachatez y sin escrúpulos en el bolsillo de los españoles. Pura demagogia populista de izquierdas, que ya vendrán las derechas "franquistas" a arreglarlo.

Apagón de impostura
EL GOBIERNO está noqueado por el apagón en la respuesta a la subida del recibo de la luz. Y su impostura es tan obvia que culpa a los rivales políticos de su propia responsabilidad, como hizo con la pandemia. La UE dice que Sánchez puede intervenir para proteger a las familias más vulnerables. Otra cosa es que su acción de gobierno derive en pifias como el mínimo vital y otros brindis al sol que delatan la afición a la mentira del actual poder gobernante. La coalición no termina de dar una respuesta efectiva al récord del precio de la electricidad y divaga entre echar la culpa a Bruselas, Aznar y Rajoy y el miedo a las eléctricas que tanto criticaron desde la oposición. Dice la ministra ideóloga de transición ecológica que están pensado ahora en crear una empresa pública de energía para reformar la tarifa regulada, que es una nacionalización encubierta a lo Podemos. Pero mientras tanto, los españoles pagan. Y eso sí: Ahora callan quienes antes usaban la Cañada Real para atacar a Ayuso porque Red Eléctrica quería cobrar la luz a familias con coches de lujo aparcados a las puertas de las chabolas que robaban el enganche.

La debilidad internacional
MARRUECOS, Cuba, Venezuela o México son ejemplos exteriores de agresión diplomática a España desde que Sánchez y Podemos gobiernan España. Desde la crisis migratoria y la bajada de pantalones con el Frente Polisario a los ataques a nuestro Rey de López Obrador, pasando por episodios de bochorno como Plus Ultra o las maletas de Delcy, España está a merced del ridículo internacional. Eso sin contar la humillación de Biden a Sánchez con aquel paseíllo piadoso en la Otan vendido como cumbre bilateral y negándole recepción en la Casa Blanca en ese reciente viaje turístico a las Américas para captar, supuestamente, inversión extranjera. Pero que ya sea el régimen comunista sandinista de Nicaragua el que falte al respeto del Gobierno español demuestra la debilidad internacional de Sánchez, que es directamente proporcional a su dependencia nacional del separatismo. Managua acusa a España de «brutal historia colonial e intromisión» por reclamar transparencia electoral. Y eso requiere una respuesta contundente que ya está tardando.

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