L A RADIO de Pepe Domingo Castaño no era ni en color ni en blanco y negro. La radio de Pepe era y es pasional, de un sentimiento y un oficio repleto de autenticidad. La radio de Pepe era artesana, reñida con el artificio de la mentira, hecha de verdad y libertad. Pepe Domingo Castaño nos dejó con la grandeza de las leyendas, de forma inesperada, en el ejercicio activo de la profesión, en plena ola de éxito. Pepe murió con las botas y el micrófono puestos, sin renunciar jamás a sus ideales y sus sueños, siempre consecuente con su militancia rebelde, fiel a sí mismo y leal a la honorabilidad, a la idiosincrasia gallega. Pepe nunca fue un locutor al uso porque ejercía el liderazgo. Fue un creador de contenidos radiofónicos, de formatos publicitarios, de estados de ánimo. Pepe Domingo Castaño era agitador de conciencias, una marca única e irrepetible de la radio deportiva, un eterno buscador de la realidad cotidiana, un renovador perpetuo, un repartidor a domicilio de compañía para varias generaciones de audiencia que ahora se sienten huérfanas. Pero la escuela radiofónica de Pepe ha sembrado semillas de formación que garantizan su continuidad y memoria durante muchos años. Y la prueba de ello es el cariño popular y el reconocimiento familiar, social, político y profesional que ha recibido tras lanzar su última cuña desde el cielo de la radio como animador de las ondas de la vida.
Porque la radio de Pepe era la radio de José María García, Antonio Herrero, Luis del Olmo, Martin Ferrand, Bobby Delglané, José Luis Pécker, Joaquín Prat, Antonio Calderón o Gabilondo. La radio pionera de los buenos tiempos que sentó cátedra en Gran Vía, 32 de Madrid, en aquella segunda planta de la Cadena Ser donde el aprendizaje de un sonido identificable sellaba la decidida apuesta democrática y constitucional que trascendía al parte oficial del franquismo. Porque la radio de Pepe es la radio presente de Herrera, Alsina o Jiménez Losantos. Una radio profundamente diversa, que ampara conciencias y pensamientos más allá de las garras del poder.
La radio de Pepe es imaginación, es una propuesta de complicidad constante, comulgar con la causa de la diversión y el entretenimiento, sin estridencias, sin pretensiones fantasiosas ni dobleces. Pepe Domingo Castaño, fabricante de frases, saludos y puritos, embajador de Galicia y de España para más de ‘300 millones’ de almas, poeta de la onda media y la frecuencia modulada, un artista genial que tocó todos los palos y también triunfó en la música. Amigo de sus amigos, maestro carismático de los que un día empezamos, faro de conciliación y entendimiento en los peores tiempos confrontación, defensor a ultranza del pulpo a feira y la dignidad periodística. Ese fue Pepe Domingo Castaño, infinito enamorado de su Tere del alma, un caballero dentro y fuera de la radio, perfeccionista hasta rozar la obsesión que nunca calló ante los abusos del engaño. La radio de Pepe es pura, hecha de trabajo y humildad, de vocación y de sueños hechos de sacrificio, galleguidad y talento.