Opinión

Rebelión en las aulas

Enseñanza política y económica en la universidad española. Lección de realidad en la permanente campaña electoral
Sánchez y Feijóo, en una sesión de control al Gobierno en la Cámara Alta. EFE
photo_camera Sánchez y Feijóo, en una sesión de control al Gobierno en la Cámara Alta. EFE

La rebelión en las aulas contra Sánchez comenzó con el cambio de liderazgo en el PP, siguió por la campaña fiscal de Feijóo y continúa por el levantamiento de los barones socialistas. No hay nada como las encuestas para hacer cambiar la voluntad del político.

Y, ciertamente, ha sido milagroso cómo Ximo Puig ha pasado de pedir la centralización de los impuestos a anunciar una rebaja fiscal contraria a la política impositiva de la Moncloa, que ha tenido que contraponer a su impuesto para ricos una rebaja para rentas menores de 21.000 euros.

No es muy difícil imaginar el revuelo que Puig causó en todos los hombres del presidente, entonces convaleciente de covid y aún contrariado por la victoria de Meloni y del centro-derecha en Italia. Pero debió hacer saltar todas las alarmas del sanchismo, huérfano del favor de los sondeos y necesitado de cariño popular.

A Sánchez le silban en la calle y le aprietan sus socios con una voracidad próxima al chantaje. Y el poder autonómico y municipal socialista se empieza a preguntar por qué esa obsesiva recaudación para repartir pagas clientelares y populismo cuando lo van a pagar los candidatos del PSOE en las urnas antes que Sánchez.

García Page, que pactó con Podemos inicialmente, ha caído en la cuenta de que las "malas compañías" perjudican la salud del socialismo constitucionalista tradicional. En la comunicación política está inventado hace mucho ese oportunista discurso coincidente con la oposición mientras los hechos son otros. Pero esa rebelión en las aulas contra el sanchismo amenaza el presidencialismo con el que Pedro Sánchez maneja su partido.

Cuando Sidney Poitier triunfó en el cine con aquella magnífica película a finales de los 60 del siglo pasado titulada Rebelión en las aulas, tropezó con unos alumnos insolentes, desagradecidos y maleducados sin principios ni valores. Y a sabiendas de que no siempre la letra con sangre entra, decide olvidar los métodos educativos tradicionales para ganarse la confianza de los alumnos con recursos más sensibles de evidente factura populista.

Desde 2018 asistimos a un constante adoctrinamiento desde las aulas del sanchismo podemita, que consiste en formar al electorado en la ciencia ideológica de izquierdas. Unos lo llaman ingeniería social, otros propaganda y los menos programa electoral.

En realidad, es el relato educativo de captación y conversión ciudadana: los ricos son malos de derechas, la oposición «fascista» heredera del franquismo merece el apartheid del cordón sanitario, y los votantes son clientes subvencionados potencialmente vulnerables. La vida con el socialcomunismo bolivariano es más fácil para todos y mejora nuestro presente y nuestro futuro. Y el líder vela por nosotros, por lo que cualquier otra posibilidad de alternancia se demoniza con propaganda mediática y política que no se corresponde con la realidad, pero si con el mundo ideal que el sanchismo dice proporcionarnos.

Sin embargo, la rebelión en las aulas ha empezado por un opositor potente como Feijóo que tiene buena prensa y un solvente prestigio gestor. Núñez Feijóo ha puesto en marcha el martillo pilón del bolsillo de los españoles y consigue retratar el proyecto socialista a menudo cuando Sánchez y sus barones adoptan medidas propuestas por el PP antes rechazadas por el poder gobernante.

Ese logro va a ser difícil de mantener durante el año y pico largo que queda hasta las elecciones generales. Pero las municipales y autonómicas del mes de mayo de 2023 serán la verdadera encuesta con la que los españoles valorarán la gestión de Sánchez y sus socios.

La rebelión en las aulas alcanza también las comunidades gobernadas por el PSOE, y eso tuvo su gran premio con la victoria del PP en Andalucía por mayoría absoluta, lo que sumió en una profunda depresión a los socialistas, ya deprimidos en Madrid por el efecto Ayuso.

Ahora es el efecto Feijóo el que sopla con fuerza en sintonía con Europa, donde el centro derecha y la rebaja de impuestos se extienden como la pólvora mientras Bruselas manda a su hombre de negro para forzar la renovación del CGPJ bloqueado desde hace años.

Sin duda estamos ante una rebelión general en las aulas contra Sánchez, que capea el temporal como puede aplicándose el manual de resistencia. Es muy probable que Sánchez saque los presupuestos a cambio de cesiones, pero si no lo hiciera puede prorrogar hasta finales del próximo año.

De modo que tiene garantizada la legislatura, aunque sigue siendo una incógnita si va a ser el candidato del PSOE o busca salida internacional. Sea como fuere, Sánchez tiene muchas vidas, y el PP de Feijóo haría bien en nadar y guardar la ropa, que viene a ser lo mismo que el viejo dicho «si te atreves a enseñar no dejes de aprender».

Y así, entre lecciones fiscales, exámenes energéticos y oposiciones a La Moncloa transcurre la rebelión en las aulas de la España presente, siempre aplicada en la polarización y en pasar de curso con demasiados suspensos.

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