Opinión

El brazo del tres por cien

CUANDO Jordi Martull, procesado en el caso Palau, declaró que la comisión sobre el importe de las obras públicas que adjudicaba la Generalitat "se elevó del 3 al 4 por cien", —marzo, 2017—, el fiscal Sánchez Ulled, un profesional riguroso y con gran sentido del humor, puso cara de asombro y le preguntó si ese aumento era "por el coste de la vida". "No, contestó Martull, porque Convergencia quería más". Los hechos correspondían al mandato de Jordi Pujol.

Recupero esta escena de aquel juicio porque el juez de la Audiencia Nacional, José de la Mata, acaba de imputar —27 de julio— en la misma trama corrupta del 3 por cien de Convergencia al PDEcat como partido continuador, al que dotaron de una estructura para su financiación ilegal. Tres días antes —24 de julio— la Policía Judicial denunciaba ante el mismo juez que la familia Pujol utilizó su influencia para hacer negocios con la Generalitat que presidía Artur Mas.

Es el brazo alargado del 3 por cien, corrupción a raudales, de la Convergencia de Pujol y Mas que continuó el PDECat, partido que crearon para huir del pasado y tapar el robo continuado de dinero público para financiación de ambos partidos y enriquecimiento de políticos que pasaban por honorables. ¿Algún economista puede calcular el importe del 3 por cien —en muchos casos más— durante unos 30 años de toda la obra pública en Cataluña? La trama Gürtel y los ERE de Andalucía serían casos menores y otros casos simple calderilla.

Caben, al menos, dos reflexiones. La primera, que los actuales políticos catalanes fueron criados al amparo de la corrupción y son los que siguen chantajeando al Estado, los que dividen a la sociedad catalana, otorgan carnets de honestidad y chulean a los demás españoles con la venia del Gobierno de España. Lo hacen con arrogancia, con esa supremacía moral que tienen todos los nacionalismos, el catalán muy desarrollada.

Esos mismos políticos —segunda reflexión— son los que cuestionaron el tren de alta velocidad a Galicia que no tiene AVE, pero tiene bastante con sus percebes», decía Pere Macías, y para Ramón Tremosa era prioritario el corredor Mediterráneo.

Cabe también una pregunta final formulada con la retranca del fiscal Sánchez, que va dirigida a estos políticos nacional-supremacistas: "¿Su oposición a la inversión ferroviaria en Galicia era debida a que no podían cobrar la mordida del 3 por cien de esa obra pública?". El gran Cantinflas diría "ahí está el detalle".

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