Opinión

A mí también me pone

CADA VEZ me resulta más difícil discernir entre aquellas informaciones que me generan preocupación y desasosiego y aquellas que me provocan sonrojo y una irónica sonrisa. Y es que nuestros políticos son una fuente inagotable de entretenimiento. Si no fuera porque estamos hablando de cosas muy serias. En algunos casos, y para muchas personas, absolutamente determinantes.

La última de estas informaciones ante las que no sé que hacer, si reír o si llorar, se hacía eco de unas declaraciones del presidente del Gobierno de España realizadas durante el Comité Federal de su partido. En ellas Pedro Sánchez reconocía que le "pone" gobernar en contextos "difíciles y complicados".

Que a nuestro presidente le "pone" gobernar no hacía falta que nos lo dijera. Pero si realmente, tal y como dice, también le ponen los contextos difíciles y complicados yo estoy dispuesto a cambiarme con él. Que sea él quien saque adelante mis proyectos, mis negocios y mis empresas mientras yo pruebo eso de gobernar. Que a mí también me pone.

E igual que yo, estoy seguro de que también estarían dispuestos a cambiar su rol con el presidente todos esos cientos de miles de autónomos a los que una vez más se les subirá la cuota sin que por ello obtengan ventaja significativa alguna. O todos esos universitarios que después de años y años de formación se enfrentan a unas casi nulas expectativas laborales y a un horizonte en el que solo se atisba la emigración o un trabajo precario. O todos esos millones de parados que mes tras mes tienen que luchar lo indecible y apretarse el cinturón hasta el infinito y más allá para sacar adelante a sus familias.

Eso sí que son contextos "difíciles y complicados". Así que, señor Sánchez, si le "ponen" ese tipo de situaciones, cámbiese por ellos. No cabrá en sí de éxtasis.

Pero no, las "dificultades" que a nuestro presidente le ponen son otras. Las que se afrontan con chófer y coche oficial a la puerta. Lo que a Sánchez le pone es mandar, pero con red. Pero si bajo sus pies no se abre más que el vacío, entonces, la cosa cambia.

Lo pudimos comprobar no hace demasiado tiempo. Hace poco más de un año Pedro Sánchez estaba en el paro. Y ¿qué hizo entonces? ¿Poner en marcha un proyecto de negocio, como se supone corresponde a su condición de licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales? Desde luego que no. Lo que hizo fue poner en marcha todo un mecanismo de promoción para recuperar el poder. En su partido, primero. Y de carambola, en el Gobierno de la nación, después.

Estamos hablando de apenas unos meses. Año y medio desde que venció en las primarias y cinco meses desde que triunfó la moción de censura contra Mariano Rajoy. Tiempo más que suficiente, eso sí, para darse cuenta de que gobernar le "pone". Y no solo eso. "Es un trabajo maravilloso", añadía en esas declaraciones. Seguro que sí. Para jodidos ya llegan los de los demás.

Comentarios