Opinión

...¿Y una Pontevedra mejor?

TRAS EL 10-N, un buen amigo me apuntaba que qué se podía esperar de un país en el que cuatro de los cinco programas más vistos el día anterior a la jornada electoral fueron Sálvame Banana, Sálvame Naranja, Gran Hermano Vip y Sálvame Limón. El apunte, que en principio podría parecer frívolo o irónico, no iba desencaminado. Somos lo que elegimos. Y tenemos lo que escogemos.

Aún así, y a pesar de que lo intento, hay cosas de este país que no consigo que me entren en la cabeza. Una de ellas es que gane unas elecciones generales una persona que un día dice una cosa y al siguiente la contraria. Pero así ha sido. Y no por voluntad o imposición ajena. No, no, lo hemos decidido los propios españoles.

Este martes seguramente será un día clave para la formación del Gobierno de España durante los próximos cuatro años. Aún in extremis mi apuesta sigue siendo que Partido Popular y Ciudadanos se abstengan, siempre y cuando Pedro Sánchez abandone las alianzas con terceros que ahora mantiene. La solución implica un ejercicio de responsabilidad que todas las partes deberían asumir si, lo que les interesa es el bien común de los españoles. Otro asunto bien distinto es que eso sea cierto.

En otro orden de cosas, me están llamando mucho la atención en estos últimos días las presentaciones que Mariano Rajoy está realizando de su libro Una España mejor. Al más puro estilo de Hollywood o de estrella del pop. Nuestro siempre discreto y ponderado expresidente se ha entregado febril a una campaña de promoción que parece tener más de espectáculo que de otra cosa.

Recuerdo que uno de los motivos que me animaron a iniciar esta serie de colaboraciones en este diario fue, precisamente, el hecho de contar en aquel momento con un presidente del Gobierno pontevedrés. Sabía, por la propia condición de Rajoy, que Pontevedra no conseguiría de él lo que Sevilla consiguió de Felipe González, lo que para Madrid se fue de manos de Aznar o lo que León apañó de su paisano Zapatero. Pero pensé que poniendo de manifiesto pública y periódicamente una series de cuestiones, como las relativas a los históricos, gravísimos e injustificados déficits que nuestra provincia mantiene en cuanto a infraestructuras, sanidad, educación o inversiones públicas, podría llamar la atención de nuestro expresidente y, quién sabe, quizá conseguir alguna mejora en alguno de esos temas.

Hoy reconozco que no. No fui capaz de conseguir mejora ninguna. Durante los años de gobierno de Mariano Rajoy la provincia de Pontevedra, y por lo tanto los pontevedreses, seguimos perdiendo pujanza y competitividad y nuestros indicadores económicos siguieron yendo a menos. Ni siquiera contamos con una obra o una inversión emblemática a modo de testimonial herencia mariana.

Por eso esbozo una sonrisa cuando veo el título de su libro, que aún no he leído. Una España mejor. Puede que sí, Mariano. Pero una Pontevedra mejor, está claro que no.

Comentarios