Opinión

Collón

LA NOTICIA había dado la vuelta al mundo en octubre de 2012. La sorpresa: mayúscula. Los separatistas catalanes, con el trasero hecho gaseosa, estaban felicísimos. Ya era hora de que se supiese la verdad histórica tantas veces ocultada por los opresores de 'Madrit'. Por fin se había hecho justicia y se había reconocido que Cristóbal Colón, el Almirante de Castilla, no era de Castilla, ni de Genova, ni judío, ni, por supuesto de nuestra vecina localidad de Poyo. No, no. Cristóbal Colón, Collón para los historiadores catalanes subvencionados del prestigiosísimo Institut de Nova Historia, era barcelonés, catalán puro y perteneciente a la familia real de Cataluña.

Sí, sí, por fin la Historia decía la verdad. Pujol, mientras contaba los millones como el tío Gilito, no cabía en sí de gozo. Por fin, el marino, cartógrafo, virrey y Gobernador de las indias que tan bien bién sirvió a España y a sus reyes, Isabel y Fernando, era catalán. Rápidamente y mientras nuestros vecinos de Poyo aun creían que al navegante lo habían parido aquí, el separatismo catalán ya había inundado internet con la gratísima noticia. Uno se conectaba a la red y abría la página web de 'catalonia tours.cat' que la consejería de Empleo y Empresa del gobierno regional patrocina con nuestros dineros, y contemplaba la verdadera realidad histórica del Descubrimiento de América por los catalanes. Por un precio que iba desde los 80 a los 900 euros, podía uno apuntarse a un circuito turístico en donde le contaban la verdadera Historia de Cataluña y de su imperio que se expandió por todo el Mediterráneo y no llego a la corte de Kublai Kan en china por culpa de Francisco Franco, un gallego tocapelotas.

Así, y dentro de la ruta denominada 'La casa Real catalana', podía usted participar en el circuito de 'El descubrimiento catalán de América', en donde los responsables de Catalonia Tours le explicaban que la figura central del circuito es la del marino catalán Cristófol Collón. El almirante, por tanto, nada tiene que ver con Isabel La Católica, ni con Castilla, ni con España. Collón, no necesitó la ayuda de nadie y en la demostración de su gran amor por su tierra, llevo a la nación catalana a su expansión por el Mediterráneo y el Atlántico. Aquí en Pontevedra, la noticia había caído como una bomba y el personal comenzaba a preguntarse si era verdad que en nuestra ribera se había construido la carabela Santa María. En el ayuntamiento capitalino al cerciorarse de que Collón no era español, ni sabía nada de España, sino que nació catalán, puro y virtuoso, arreglaron de inmediato la estatua del insigne marino y le colocaron, por fin, la mano de su brazo izquierdo en una extraña posición próxima al 3%.

Pero todo ha cambiado de repente. Y es que ante el cachondeo general de Cristófol, los socialistas de Iceta y el mismísimo Rufián han renegado estos días de semejante desvarío y quieren quitarle las subvenciones al Institut de la Nova Historia. Hay que esperar a ver qué pasa con Cervantes, Leonardo da Vinci, Santa Teresa de Jesús, Hernán Cortés y Erasmo de Róterdam, entre otros, que también son catalanes. Igual que el Lazarillo de Tormes que es en realidad 'Llàtzer de Tormos', una obra escrita en catalán y posteriormente traducida al español, por orden inmediata de don Santiago Bernabéu y de Pio Cabanillas. Siempre, los de 'Madrit'.