Opinión

Díaz Ayuso

Han dicho los separatistas catalanes que quieren subirles los impuestos a los madrileños. El otro día, su portacoz, Rufián, el charnego agradecido, dijo que había que cambiar el sistema fiscal de la comunidad de Madrid para convertirla, friendo a impuestos a sus habitantes, en otra ruina catalana. En Madrid se tiran de la risa. Y es que el tal Rufian no pasa, el pobre, de ser un triste charnego satisfecho y complacido. Tiene poca talla, y me da a mí que, también, muy pocos arrestos para enfrentarse a la presidenta madrileña, Díaz Ayuso, que los tiene muy bien puestos. Salta a la vista. Estos separatistas han arruinado a Cataluña, han provocado la huida de las empresas a Madrid, y ahora quieren que vuelvan gracias a los palos fiscales que Sánchez, a cambio de cuatro votos, pretende pegarle a todos los madrileños, que con sus bajos impuestos, han convertido a la comunidad en la locomotora de la economía española. Ayuso, es mucha Ayuso de dios. Ha hecho recular al presidente Sánchez y a su gobierno comunista y, además, le ha comido las papas en su brillantísima gestión sanitaria, que hasta la prensa extranjera recoge en primera página. Pobre fray Gabilondo. La que le espera. Y es que la presidenta madrileña no va a tener por dónde empezar con él. Ya no tenía fuelle para aguantarle un asalto y ahora esto. Tirara la toalla y volverá a encerrarse en un convento con Manola Carmena.

Pero Rufian no está solo en su pretensión de castigar a impuestos a los madrileños. Se han unido también a él, los del PNV. La traición llevada a la política, por los seguidores del tarado racista Sabino Arana que también quieren tratar a palos a los madrileños y arruinarlos. Dicen que hay que armonizar fiscalmente a toda España, menos a ellos, claro está. Ellos son superiores. Y, además, tienen el Cupo, también denominado “el pufo” vasco, que viene siendo un privilegio y un anacronismo que choca con los más elementales principios constitucionales de igualdad y solidaridad. Un chollo, que permite a estos señores del cupo disponer de mucho más dinero para gastar que el resto de los españoles, y que los burócratas de Bruselas debían de suprimirlo de inmediato. Ya saben ustedes que el famoso Cupo vasco es la cantidad de dinero que, presuntamente, esta región española aporta anualmente al Estado para contribuir a los gastos generales que éste asume por las competencias no transferidas, como pueden ser la Defensa, Exteriores, la Casa Real, etc. Y digo “presume”, porque nadie sabe a ciencia cierta, cuanto es la cantidad exacta que aportan. Nadie lo ha dicho y es un secreto en la era de la información y de la transparencia. Recaudan ellos, se inspeccionan ellos, gastan lo que quieren para ellos y, después, lo que sobre se lo dan a la Hacienda del Estado, mientras los demás les pagamos sus pensiones que son, faltaría más, un 25% más altas que la media de España. El sistema es macanudo. Tienen plenas competencias para aprobar la normativa tributaria en casi todos los impuestos, con lo cual rebajan los tipos cuando les da la gana y sus paisanos pagan menos. En fin, que estos separatistas pretenden arruinar Madrid, pero tienen enfrente a una señora con los machos apretados y con los arrestos de Agustina de Aragón, que va a defender a los madrileños, su prosperidad y su libertad con uñas y dientes. Una temible enemiga, a la que le tienen ya mucho miedo. 

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