Opinión

Mataron a Manolete

Resulta que al gran califa cordobés del toreo, Manuel Rodríguez "Manolete", no lo mato el toro "islero" de la ganadería de Miura, en la plaza de Linares. No, a la impresionante figura y a la quietud y estoicidad del matador no se las llevo por delante el certero pitón del toro de la finca de Zahariche, sino que fueron las fuerzas fácticas, económicas, empresariales, políticas, militares y religiosas, aliadas al gran capital, quienes acabaron con el mito de aquella España de posguerra. Es decir, la derechona. La que tiene la culpa de todo. Lo dice Pablo Iglesias y a callar, que es o, mejor dicho, era lo que solía hacer el Partido Popular cuando lo vejaban e insultaban. Callar. Miraban al suelo y pedían perdón por gobernar. Digo, era, porque me da la sensación de que con estas dos señoras que han salido estos días a las calles de Madrid a pedir el voto, Isabel Ayuso y Rocío Monasterio, la cosa va a cambiar de manera radical.

Y es que debido a un atávico complejo de inferioridad, la derecha no sabe defenderse a sí misma. Prefiere mirar para otro lado y aplicar la triste teoría meteorológica del "ya escampara", mientras la insultan, la agreden y hasta la deslegitiman, incluso después de haber ganado unas elecciones generales con mayoría absoluta. Ponen la otra mejilla y sufren, pusilánimes, los improperios y las agresiones de sus rivales políticos que tratan de pintarla pringada y manchada. Ha sido siempre así. Recuerden, entre otros muchos, el asunto del Prestige, en donde sus responsables políticos se mostraron melifluos, pusilánimes, melindrosos y acomplejados, escondidos debajo de la mesa de sus despachos, a la espera de que la tormenta remitiera, hasta que vino Mariano Rajoy a poner la cara y los huevos, el orden y el dinero y terminar con el oscurantismo y la falta de información. Después, el acoso y derribo continuo con la guerra en Iraq; el asunto de los aviones militares que se estrellaban; los trenes que descarrilan y los inmigrantes que se ahogaban en nuestras costas. Culpable la derecha. Y, hoy, peor aún. Ya no son la derechona, ahora, según Pablo Iglesias y Fray Gabilondo, son el fascismo. La táctica de la mentira repetida un millón de veces es bien sencilla y conocida. Un desastre de gestión gubernamental y el país en la ruina, se mire por donde se mire, y la culpa es del fascismo y de la derecha cavernícola que no tiene derecho a respirar. Y la derecha, que ha ganado muchas elecciones se lo cree y responde con el complejo de siempre y con actitudes conciliadoras y pidiendo perdón, en vez de defenderse con la verdad y las ideas contra los que mienten, calumnian y crispan a diario, con la connivencia, el aplauso y el blanqueo de muchos periodistas que vaya por Dios. Pero a Isabel Díaz Ayuso y a Rocío Monasterio, no les gusta hacer de gilipollas ni de saco de boxeo. No. Se han quitado el complejo de encima. No se callan. Confrontan ideas y programas y debaten con quien sea. Les trae sin cuidado esa pretendida superioridad moral de la izquierda. No les pasan una y les plantan cara a los comportamientos totalitarios sin complejos. La gestión de Ayuso ahí está. Sus cifras son muy claras, las fiscales, las sanitarias y las del desempleo. Son su único apoyo. Ofrece, su gestión y su honradez. El fascismo, es de la época de Mussolini. ¿Y ese quién es? Preguntara Adriana Lastra.

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