Opinión

Tercio de Armada

LEÍA EL otro día en las páginas de este periódico una breve noticia que se ocupaba de la Infantería de Marina española. Una lacónica y triste referencia a que el Tercio de Armada, si no recuerdo mal, había cumplido en estos días atrás 482 años, que son muchos. La pequeña nota decía que era la más antigua del mundo, pero sin más importancia. Ya se sabe que en este país acomplejado es mucho más transcendente el cumpleaños de Terelu y Bigote Arrocet, que festejan en la Sexta del separatista Ferreras tirando la casa por la ventana. Y es que esto de celebrar algún episodio de nuestras Fuerzas Armadas, ya se sabe, no es políticamente correcto y se juega uno la reputación junto al riesgo de excomunión de la tribu comunista, separatista y cultureta que subvencionamos todos.

La Infantería de Marina española es la más antigua del mundo. Claro que lo es, aunque en este país no se diga. La creó el emperador Carlos I en el mes de febrero de 1537, cuando adscribió de manera permanente a los navíos españoles que peleaban a diario contra los turcos las llamadas Compañías Viejas del Mar de Nápoles. Reforzaban las galeras españolas cerca de tres decenas de arcabuceros por navío que barrían a tiros las cubiertas de los barcos turcos con una efectividad pasmosa. Felipe II, que era un señor culto, prudente y, desde luego, el príncipe heredero mejor preparado, junto a Felipe VI, de la Historia de España, tenía la sana costumbre de seguir en muchas ocasiones los rumbos que había iniciado su padre y, a la vista de los magníficos resultados obtenidos en Túnez y en el control del Mediterráneo, perfeccionó la operatividad de estas unidades de infantes y marinos y, así, creó el Tercio Nuevo de la Mar de Nápoles, el Tercio de la Armada del Mar Océano, el Tercio de Galeras de Sicilia y el Tercio Viejo del Mar Océano y de Infantería Napolitana, que hicieron durante muchos años que en el Imperio español, no se pusiera el sol, con perdón. Una frase un tanto presuntuosa, pero absolutamente fiel a la realidad. Así, nos cuenta la Historia de España que desde Argel, base de la piratería turca, la batalla de Lepanto, la expedición a Inglaterra, Cerdeña, Nápoles, Sicilia, Pensacola, Cuba, la reconquista de Buenos Aires y el desembarco de Alhucemas, nuestros infantes de marina han sido siempre ejemplo y paradigma de valentía, buen hacer, entrega y sacrificio. Desde 1763, los infantes son Cuerpo de Casa Real en reconocimiento a la defensa que 600 de sus hombres hicieron del castillo del Morro, en La Habana, frente a 12.000 soldados de la flota inglesa; distinción por la que lucen en su uniforme las "sardinetas" y los colores azul y rojo de las tropas de la Casa Real. En fin, que como siempre sucede en esta España nuestra, el cumpleaños de nuestra Infantería de Marina se ha festejado con nocturnidad, sin hacer ruido y de manera muy discreta, tal y como corresponde al atávico complejo de nuestros dirigentes políticos. En cualquier otro país un cumpleaños con tantas velas se celebraría por todo lo alto. Aquí es absolutamente imposible. Pero bueno, es igual, con tarta o sin ella, el Tercio de Armada está de cumpleaños. ¡Muchas Felicidades!

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