Opinión

Cascos a escote

LO QUE PUDIERA parecer un episodio anecdótico más bien es el reflejo de las carencias que laceran a la Guardia Civil, precariedades que sin embargo no merman su eficacia gracias a la voluntad y entrega de los agentes, pero sí que alimentan inconvenientes. Prueba de ello es el caso de Conil, en Cádiz, donde los empresarios, a escote, tuvieron que facilitar cascos para que los guardias civiles de dicha demarcación patrullen la localidad en los meses de julio y agosto por el aumento de turistas.

El Ministerio del Interior solo aportó presupuesto para reparar cinco motocicletas, pero no para los yelmos protectores. Grande Marlaska está más volcado en devaneos políticos que en su entrega por atender lo que demanda la Guardia Civil. En este caso, y en vista de la dejadez ministerial, fue el propio capitán de zona quien pidió a la asociación empresarial que aportase el material que faltaba para que fuese posible ejercer por parte de los agentes la vigilancia demandada. Es una pequeña evidencia de las penurias y estrecheces que padecen muchos cuarteles de la Benemérita, en especial los desperdigados por las zonas rurales del país, que en muchos casos solo son resueltas o mitigadas por los propios guardias civiles, con su esfuerzo personal.

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