Opinión

Coches sin humo

QUE el Gobierno autonómico catalán no da un palo al agua por el bienestar de la comunidad, en general, no es un hecho discutible sino constatable, centrando todo su trajín en la matraca del independentismo. Que a una parte importante de la ciudadanía le guste, no cambia las cosas. Pero de pronto se le encendió una lucecita y tomó una decisión que otros, como el Gobierno central, eluden o tratan solo de boquilla: prohibir fumar en los vehículos privados. Pionera, por tanto. A partir del próximo año no se podrá hacer en los turismos, por ejemplo, así como en espacios públicos abiertos en los que el humo produce molestias. Además de sabia, es una lógica determinación que quedó pendiente cuando se aprobó la ley antitabaco, uno de los logros más importantes del Gobierno de Zapatero. Con independencia del daño que cause en la salud de los usuarios, el humo en el interior de los habitáculos de vehículos es antihigiénico. Una guarrada que debe evitarse prohibiéndolo, y sancionando debidamente a los que incumplan la decisión. Y un peligro latente. Produce no pocas de las distracciones en los conductores, con accidentes graves, lo que ya debe ser suficiente para su absoluta prohibición.

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