Opinión

Negocio celestial

l A PELA es la pela y el negocio es el negocio. No hay eufemismo que valga. Tampoco se trata, pues, de hacer distinciones entre mercadeos terrenales y celestiales. Solo cambia el escenario. Ahora, que está tan de moda cobrar por acceder a las catedrales, la de Lugo se incorpora al filón. Solo tendrán acceso libre, mediante tarjeta, los más asiduos, sin que se sepa muy bien cómo se mide la asiduidad. Los demás residentes en la diócesis serán identificados vía DNI y el resto pagará a toca teja, salvo aquellos foráneos que se entreguen solo a la oración, en horario determinado. Aun admitiendo que el sostenimiento de los templos es costoso, obligar a que el rebaño pase por caja no parece muy acorde con el evangelio, en este y en otros casos similares, más allá de tarifar las visitas a los museos catedralicios. En las basílicas no abunda la clientela fervorosa y sobra la que opta únicamente por el curioseo, pero al mercantilizar la entrada se corre el riesgo de que los más piadosos renuncien a su devoción, por doloroso que les resulte. De hecho, gente que es más o menos asidua se niega a satisfacer el peaje, y más a través de una empresa privada que lo gestiona. En cualquier caso, no parece la mejor manera de atraer a la parroquia.

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