Opinión

¿Qué pasó con los pañuelos?

 

LA NOSTALGIA es el envoltorio que utiliza el tiempo para amortiguar sus mordiscos y la nostalgia del pañuelo textil es una añoranza como otra cualquiera que se refuerza con la constatación diaria de que sus sustitutos tienen mucha menos consistencia, empaque, gracia y fiabilidad. Hay que decirlo así, con contundencia, como si estuviésemos hablando de un coche de carreras. No nos vamos a poner a echar de menos algo en plan nenaza y ni siquiera lo haríamos de estar seguros de que esta última expresión es políticamente correcta.

El término 'pañuelo' sirve tanto para designar a la prenda que se usa para la higiene personal, principalmente de las fosas nasales, como para la de tamaño algo mayor que, anudada alrededor del cuello, presta servicios estéticos y de abrigo

"Tiré tu pañuelo al río para mirarlo como se hundía /era el ultimo recuerdo de tu cariño que yo tenía". Estos versos de Río rebelde del Cholo Aguirre, en la voz melosa y desmayada de Julio Iglesias y "el baile del pañuelo, / el baile del pañuelo, /el baile del pañuelo, /el baile del pañuelo" en la voz entusiasta y desquiciada de Leonardo Dantés, son los dos únicos ejemplos de canciones que uno puede recordar en las que un pañuelo tiene un papel protagonista. Y estas canciones ya tienen mucho tiempo. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Por qué nuestros rapsodas ya no se inspiran en esta prenda con tanta tradición poética. ¿Cómo y cuándo hemos dejado de usar los pañuelos textiles? Comencemos por el principio.

El término pañuelo sirve tanto para designar a la prenda que se usa para la higiene personal, principalmente de las fosas nasales, como para la de tamaño algo mayor que, anudada alrededor del cuello, presta servicios estéticos y de abrigo. En el presente texto no haremos distinción entre una y otra, obedeciendo a un ambicioso plan para abarcarlo todo sin dar mayores explicaciones.

Usado ya en la antigua Roma, su presencia acompañó al hombre a lo largo de la historia. En la edad media las mujeres lo empleaban como medio de seducción y con el Renacimiento se convirtió en una señal de buen gusto en el vestir. Wikipedia revela, con una redacción maravillosa, que en el siglo XVI el pañuelo era utilizado por los marinos franceses que viajaban a Oriente "para actos de hombre y mujer por la noche". Sobrecoge la delicadeza del redactor, no me digan. A partir de este siglo aparece su función como "moquero", que llegaría hasta nuestros días.

En el siglo XX los obreros de la construcción echan mano de ellos como protección ante los rayos solares al cubrirse la cabeza con él tras anudar sus cuatro puntas. Pañuelos blancos en la cabeza llevaban también las madres de la plaza de Mayo y su protesta pacífica era subrayada por este sencillo e icónico adorno.

Si usted nace con una salud, en general, de hierro (o al menos de aluminio), pero con problemas en las vías respiratorias altas, se pasará la infancia, la pubertad y media adolescencia atado a un pañuelo. No al mismo pañuelo, a ver. Estoy hablándole del asunto con conocimiento de causa. La otra mitad de la adolescencia uno estaba tan acostumbrado a no salir de casa sin un pañuelo en el bolsillo, que ya era incapaz de poner un pie fuera si no llevaba uno conmigo. Se convirtió en una especie de amuleto, llegué a atribuirle poderes que nunca demostró. En aquella época se llevaba regalar a la gente pañuelos, no pensábamos que fuésemos unos guarros por meterlos usados en el pantalón (que seguramente fue el argumento crucial para su desaparición años después). Recuerdo a algún profesor que hacía de la higiene nasal con pañuelo una exhibición que se convertía en el momento más celebrado de sus clases. En todo caso, a comienzos del XX, con la primera guerra mundial y la escasez de algodón, aparece un sucedáneo ante la necesidad acuciante de su uso en hospitales y como filtro de las máscaras de gas. Aparece el celucotton o "algodón de celulosa". Finalizada la contienda, los grandes excedentes de este material se usan con éxito como desmaquilladores para las estrellas del cine y el teatro. Así, como pañuelitos desechables, aparecieron los Kleenex-kerchiefs. Fue el aluvión de cartas de usuarios advirtiendo sus posibilidades como pañuelo de mocos lo que derivó en una nueva estrategia comercial que con el paso del tiempo daría la puntilla al pañuelo tradicional. Este ahora se ve necesitado de vindicación en frágiles columnas de periodismo local a cargo de articulistas majaretas.

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