Opinión

La moraleja de O Garañón

HAY QUE derribar O Garañón. Al margen de cuestiones legales, levantar dos torres de esa altura en pleno parque fue desde el principio un desafío al sentido común y un ejemplo del urbanismo entendido únicamente como ladrillo. Pero O Garañón, aunque sea el más visible, no es el único caso. La ciudad de Lugo creció durante años sin una planificación adecuada y los edificios se levantaron donde había hueco, sin mucho miramiento. El puzzle fue encajando, pero la estampa resultante deja bastante que desear. O Garañón no es una historia aislada, sino la moraleja de un cuento con demasiados protagonistas. Al menos, que nos sirva de ejemplo.

Comentarios