Opinión

Efecto Murcia

En un artículo anterior, del 21 de marzo, les hablaba de la teoría del caos y del efecto mariposa, por el cual un evento de importancia aparentemente menor puede desencadenar una serie de causas y efectos capaz de conducir a resultados inesperados a una escala mucho mayor; ese precisamente ha sido el caso de la moción de censura presentada el 10 de marzo en la comunidad autónoma de Murcia por parte del PSOE y Ciudadanos, que no prosperó pero que provocó un entonces denominado terremoto político en todo el país cuyas consecuencias han llegado hasta hoy y pueden no haber terminado aún. Entre ellas, notoriamente ha destacado la convocatoria de elecciones en Madrid que ha proporcionado una victoria sin ambages a Isabel Díaz Ayuso, quien ha conseguido duplicar con creces la representación del PP en el Parlamento autonómico y sumado más diputados que las tres izquierdas (PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos) juntas.

Este triunfo no solo ha reforzado el liderazgo de Ayuso, sino que ha provocado la dimisión de Pablo Iglesias de todos sus cargos políticos, al entender que su misma presencia ha restado y puede seguir restando votos al bloque progresista, según indicó él mismo; también el candidato socialista, Ángel Gabilondo, ha renunciado a recoger su acta de diputado tras los malos resultados obtenidos por su partido, que ha sido incluso sobrepasado por Más Madrid.

A su vez, y preventivamente frente a la posibilidad de elecciones anticipadas en su comunidad, Susana Díaz se ha apresurado a convocar primarias en el PSOE andaluz, postulándose a sí misma como alternativa al sanchista alcalde de Sevilla Juan Espadas.

Es probable que no cesen aquí las ya importantes consecuencias derivadas del intento de moción de censura en Murcia, sino que el avance de posiciones del PP podría extenderse a otros territorios, y marcar acaso el principio del fin de una etapa en el gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. Por otra parte, no menos relieve ha de darse a la desaparición de Ciudadanos de la escena política madrileña, pasando de tener 26 diputados en la asamblea regional a ninguno tras las últimas elecciones al no haber logrado el mínimo de un 5 por ciento de los votos emitidos. Con ello prácticamente se esfuman las opciones de un centro liberal capaz de ejercer de bisagra, quedando ahora dos bloques prácticamente enfrentados e irreconciliables, obviamente en el ámbito madrileño pero que podrían ser precursores de una polarización general del país. Se demuestra con ello que en el interior de un sistema interrelacionado no hay acciones consideradas secundarias que no sean capaces de llegar a tener repercusiones al máximo nivel; metafóricamente al menos, el vuelo de una mariposa en Pekín puede así llegar a producir una tormenta en Nueva York.

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