Opinión

Historias previas de carnaval

El carnaval nos mira y está contento con lo que ve. El Gobierno catalán quiere retrasar los resultados de las elecciones del 14-F y podrían no conocerse hasta pasada la jornada electoral. Lo anunció el director general de Participación Ciudadana y Procesos Electorales de la Generalitat, Ismael Peña-López, quien apuesta por embargar los resultados en el caso de que un número considerable —y todavía sin concretar— de mesas electorales no pueda constituirse este domingo. Han pedido quedar exentos algo más de 20.000 personas de las 82.000 seleccionadas para conducir la mesa electoral. Argumentan riesgo para la salud, sobre todo tras el permiso a los afectados por coronavirus. Ante esta probabilidad crece el temor a que la deserción el día 14-F sea masiva, aun castigada con pena de prisión y multa. Anticipándose a esta situación el presidente de la Junta Electoral de Barcelona habla de suplir con voluntarios la falta de miembros de las mesas. No irían disfrazados como en la película La casa de papel pero harían su interpretación.

El carnaval con sus disfraces y coplas desfila más que nunca. En realidad se viene representando en toda España desde las elecciones de 2017 en Cataluña. El bloque independentista obtuvo la mayoría absoluta pese a la victoria de Arrimadas con Ciudadanos. Los resultados de las elecciones autonómicas de 2017 definieron un nuevo tablero político en Catalunya y en España tras el abrupto final de la anterior legislatura, con la fallida declaración unilateral de independencia (DUI) en el Parlament y la inmediata aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno central para disolver la Cámara y llamar a los catalanes a las urnas. Junts per Catalunya se impuso a los republicanos por una diferencia de apenas 12.372 votos y dos escaños, lo que permitió a los herederos de Convergència mantener la presidencia de la Generalitat. El expresident Carles Puigdemont, huido de la justicia española a Bélgica, insistió en forzar su investidura pese a que el Tribunal Constitucional la había vetado, y el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), se negó a convocar el pleno. Una vez descartado Puigdemont, el bloqueo se prolongó porque Junts propuso a la investidura a dos diputados encarcelados: Jordi Sánchez y Jordi Turull. El primero tampoco pudo celebrar el debate por el veto judicial. El segundo llegó a defender su candidatura en el Parlament, pero el juez dictó prisión preventiva contra él al día siguiente e impidió que pudiera votarse la investidura. Finalmente, Puigdemont propuso como candidato a Quim Torra, número 11 de la lista de JxCat por Barcelona, que fue investido por mayoría simple: 66 votos a favor (JxCat y ERC), 65 en contra (Cs, PSC, Catalunya en Comú-Podem y PP) y 4 abstenciones (CUP).

Aquí estamos. Una España heredera de beneplácitos a Pujol, Artur Mas, Puigdemont y Quim Torra. El disfraz de una parte es cambiante y viste a algunos. De frente, e inmutables, se distribuyen las tropas de asalto de Star Wars encargados de mantener el orden de la galaxia. El apóstol Santiago camina a ritmo de peregrino.

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