Opinión

Hebe Bonafini

Esta activista argentina que simbolizó la lucha contra los genocidios, fue un punto de referencia para los revolucionarios de América Latina. Hebe María Pastor de Bonafini, más conocida como Hebe de Bonafini nació el 4 de diciembre de 1928 y falleció el pasado 20 de noviembre en La Plata, a los 93 años. Fue una de tantas amas de casa que solamente había cursado los estudios de primaria, se casó y fue madre de tres hijos. El 8 de febrero de 1977 su hijo mayor, Jorge Omar, fue secuestrado y desaparecido en la Plata y el 6 de diciembre ocurrió lo mismo con su otro hijo, Raúl Alfredo, en Berazategui; y por si eso fuera poco, el 25 de mayo de 1978 se repitió lo mismo con su nuera, la esposa de Jorge, en Cepeda.

Tras esos acontecimientos se convirtió en Cofundadora de la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, organización de madres de detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar que gobernó Argentina desde 1976 hasta 1983. Presidió la Asociación desde 1979, cuando se destacó por la lucha contra la impunidad de los culpables de delitos de lesa humanidad, así como por reivindicar la vida de los desaparecidos, rindiendo homenaje a sus actos y no solo a su desaparición.

También fue cofundadora de la Fundación Madres de la Plaza de Mayo de la dependen un instituto universitario nacional, un periódico, una radio, una casa cultural, una librería y administra un centro cultural situado donde antes de se encontraba el centro clandestino conocido como ESMA, Escuela Mecánica de la Armada cuyo Casino de Oficiales funcionó como centro clandestino de detención, tortura y exterminio, el CCD, dónde se mantuvo en cautiverio a unas cinco mil personas que habían sido secuestradas por las fuerzas armadas y de seguridad.

Los primeros secuestrados por la dictadura fueron llevados allí el 24 de marzo de 1976, día del golpe de Estado que derrocó al Gobierno constitucional. El 24 de marzo de 2004, Néstor Kirchner anunció el desalojo y que ese espacio funcionaría como Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos y desde 2008 lo administra la Asociación Madres de la Plaza de Mayo. En la lucha por los DDHH las Madres de la Plaza de Mayo tuvieron un papel destacado participando en varias campañas. Acompañaron a Sting en el escenario del Estadio River Plata y en Mendoza y Buenos Aires y años más tarde Hebe regaló a Bono su simbólico pañuelo blanco, cuando los integrantes de U2 las visitaron e invitaron a subir al escenario en la presentación del grupo en Argentina en 1998.

En octubre de 1982 Hebe Bonafini pronunció estas palabras en una iglesia de Madrid que considero que merecen ser transcritas: "Antes de que fuera secuestrado mi hijo, yo era una mujer del montón, un ama de casa más. Yo no sabía muchas cosas. No me interesaban. La cuestión económica, la situación política de mi país me eran totalmente ajenas, indiferentes. Pero desde que desapareció mi hijo, el amor que sentía por él, el afán por buscarlo hasta encontrarlo, por rogar, por pedir, por exigir que me lo entregaran; el encuentro y el ansia compartida con otras madres que sentían igual anhelo que el mío, me han puesto en un mundo nuevo, me han hecho saber y valorar muchas cosas que no sabía y que antes no me interesaba saber. Ahora me voy dando cuenta que todas esas cosas de las que mucha gente todavía no se preocupa son importantísimas, porque de ellas depende el destino de un país entero; la felicidad o la desgracia de muchísimas familias".

Hebe fue encausada por Carlos Menem por "desacato" y, derogada esa figura, pretendió hacerlo por "injurias", pero la causa, (haberle tildado de basura en el programa de Jesús Quinteiro, El perro verde), ya estaba prescrita y Menem fue condenado en costas.

Hebe fue herida en la cabeza en una manifestación universitaria que protestaba contra la reforma del estatuto de la universidad Nacional de La Plata y la Ley de Educación Superior en la que el Cuerpo de Infantería Bonaerense ejerció una brutal represión. Herida y con su pañuelo blanco teñido de rojo, declaró: "La sangre del pañuelo es la amenaza más fuerte de este gobierno para decir que paremos [...] ¡No nos van a parar! ¡Ni un paso atrás, carajo!"

En 2001 generó controversia internacional por celebrar el atentado a las Torres Gemelas: "Estaba en Cuba ese día y sentí alegría. No voy a ser hipócrita, no me dolió para nada, [porque] había muchos pueblos que eran felices [...] la sangre de tantos en ese momento era vengada. No murieron pobres, no murieron poblaciones. [...] El miedo que nos metieron a nosotros, con la persecución, con la desaparición y con la tortura, ahora lo vive el pueblo estadounidense entero. Ese pueblo que se calló y aplaudió las guerras. [...] En esas dos torres se decidía todos los que nos íbamos a morir, los que nos íbamos a quedar sin trabajo, los que seríamos masacrados, bombardeados".

Así era esta luchadora cuyo activismo llegó allá dónde la injusticia reinaba y había seres humanos que, por una u otra causa, estaban sufriendo. Voces como la suya son hoy más necesarias que nunca en este mundo que parece anestesiado.

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