Opinión

Una mujer excepcional en un lugar corrompido

MARIELLE FRANCO: activista de Río de Janeiro asesinada por su denuncia de la militarización de los barrios más desfavorecidos y luchadora incansable por los derechos de las mujeres y de la población afro-brasileña. Esta reseña suele acompañar las referencias a Marielle.

En marzo de 2019 las calles de Brasil gritaron por Marielle Franco. Era el aniversario de su asesinato; un año justo desde que había sido ejecutada junto a su chofer en el barrio de Estacio, en la zona central de Río de Janeiro. Familiares y amigos pedían saber quién ejecutó su asesinato y por qué.

La Policía Civil identificó como sospechosos a dos policías militares: Ronnie Lessa y Elcio de Quiroz. Pero se teme que no sean identificados los autores intelectuales del asesinato en un país que Felipe Betín, B. Pires y Gil Alessi, denunciaban como "un estado infiltrado por el crimen organizado" y, en agosto de 2018, Raúl Jungman, Ministro de Seguridad Pública, reconoció públicamente la existencia de agentes del Estado implicados en el asesinato.

El homenaje a Marielle no se limitó a Río de Janeiro; además del discurso pronunciado por la icono del movimiento negro mundial, Angela Davis, en la universidad de Princeton, hubo numerosas conferencias en EE UU recordando y rindiendo homenaje a esta gran luchadora a la que también rindieron tributo en Buenos Aires las Madres de la Plaza de Mayo.

Resaltan quienes la conocieron de cerca que su labor fue muy grande y bastante desconocida hasta su asesinato, momento a partir del que sí podemos encontrar publicaciones sobre ella de la mano de periodistas de distintos medios y procedencia; hasta ese momento, la labor de esta mujer nacida el 27 de julio de 1979 en un favela de Río. Se graduó en Ciencias Sociales y realizó un Master en Administración Pública por la Universidad Federal. La reseñan como socióloga feminista, defensora de los derechos LGTBI y sobre todo la califican de militante e incansable defensora de los Derechos Humanos. Fue asesora parlamentaria del diputado Marcelo Seixo y Coordinadora de la Comisión de los Derechos Humanos y Ciudadanía de la Asamblea Legislativa de Rio de Janeiro.

En 2016 fue elegida concejala por la coalición "Cambiar es posible" y fue la 5ª candidata más votada. De su trabajo en la Cámara Municipal de Rio de Janeiro destacan los cinco proyectos de alto contenido social, impulsados por ella y aprobados en los meses posteriores a su muerte.

Pertenecía al Partido Socialismo y Libertad y fue convertida en símbolo de la izquierda brasileña. Las juezas que llevan el caso coinciden en que es incontestable que Marielle Franco da Silva "fue sumariamente ejecutada por su actuación política en las causas que defendía". Tras el asesinato, su pareja tuvo que pedir protección por las amenazas de que es objeto.

Esta y otras situaciones acaecidas desde la destitución de la Presidente Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, en 2015 con el ex Presidente Temer la democracia en Brasil comenzó a desaparecer. Con él comenzó la reproducción de las oligarquías políticas, preconizando lo blanco y masculino y desencadenando una brutal represión de la insurgencia; con Bolsonaro se ha disparado.

No era de extrañar la sensación de desgarro que Eliane Brum describe cuando dice "me di cuenta de que ese sentimiento no era solo mío. Una parte de Brasil se levantaba, ocupaba las calles, se retorcía y gritaba. Matar a tiros a una concejala electa era dar un paso más en la violencia extrema de un país que convive con el genocidio de los jóvenes negros, con el de los indígenas, como si fuera posible convivir con genocidas sin corromper el alma. El asesinato de Marielle era un paso más, un paso ya sobre el vacío del abismo, incluso para Brasil".

A día de hoy, con la trama de falsedades urdidas para encarcelar a Lula al descubierto, las formas de apartar a un rival político de en medio en América Latina dan para un tratado; eso sí, no se podría escribir sin la mano de los EEUU y su instrumentalización de la OEA.

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