Opinión

Dios nos asista

Tino Fernández, en un reparto electoral. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Tino Fernández, en un reparto electoral. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

YO QUE estoy informado, les prometí mi voto al BNG, al PP, al PSdeG, a Tere Casal, que no sé de qué partido es y a Ciudadanos, pero en este último caso me parece que se lo prometí a María Rey, que creo que murió al día siguiente. No hay Ecuador de campaña porque no hay campaña. No vamos a votar a las personas ni a las siglas ni a los proyectos. Votaremos al tuntún, como mi abuela, que la subíamos a una silla de ruedas, le poníamos en una mano un yogur y en otra una papeleta y la buena señora acababa metiendo en la urna la tapa del yogur.

Me piden mi opinión sobre la campaña ahora que se encuentra en la mitad. Eso es como si yo le exijo a usted que describa la fórmula que permite a los elefantes volar y poner huevos mientras cantan como jilgueros. ¿Qué campaña ni qué campaña? Ojalá. Ya me gustaría tener una miserable campaña sobre la que escribir.

No hay campaña ninguna y eso supone un problema. ¿Ha escuchado usted una propuesta? Dígalo, sea valiente. Puede que haya recibido usted un tríptico no deseado en una carpa de esos partidos, que son casi todos, que no entienden que un no es un no. ¿Quiere un folleto? No. Pues tómelo. ¿Quién carajo quiere un folleto de un partido? Nadie en absoluto, pero quiera usted o no quiera, recibirá dos o tres globos, una pulsera, un collar y un folleto. Los folletos son ingeniosos porque todos dicen lo mismo. Yo creo que se los plagian. Promesas del tipo: "Mejoraremos las condiciones de los autónomos". Pero vamos a ver, almas de cántaro. ¿Qué carajo es eso? ¿Qué carajo significan propuestas como: "Resolveremos los problemas del tráfico y del aparcamiento?", locos, que están ustedes locos perdidos.

Las promesas polivalentes ya no funcionan, toda vez que son tan ambiguas e increíbles, las pronuncie quien la pronuncie, que nadie las vota aunque haya que hacerlas.

Así que surgen ideas novedosas: los vehículos originales, por ejemplo, como si no los hubiera inventado Petete hace mil años. Domínguez, líder del PP, sacó la Rafaneta. Regalan ahí cafés y unos croissants diminutos que si se los presenta usted a un microscopio, éste echa a correr ofendido. Lo sé porque hice la prueba en un laboratorio en que un tío mío, que anteriormente fue narcotraficante, ejerce ahora como respetable guardia de seguridad; Tino Fernández responde, no con un Falcon, que es lo que cabría esperar, sino con un ciclomotor bautizado como Ves-Tino. A ver, compañero, ¿a qué andamos? El líder del PSOE se subió de pasajero en una moto, recorrió siete metros con cara de susto y se bajó para desmayarse ante el primer portal, como un adolescente primerizo a la salida de un after. Y Lores, fingiendo coherencia, se desplaza en el vehículo más imaginario que ha discurrido nadie jamás: el metrominuto.

¿Qué campaña? Nadie hizo campaña para las Generales y no la esperamos para las Municipales, mucho menos en Pontevedra. ¡Ah, somos un pueblo de ingenuos! Los partidos fingen que estamos en campaña y nosotros, como vosotras, simulamos que nos lo creemos. Podemos engañar a nuestros vecinos, incluso a nosotros mismos, pero a Dios no lo engañamos porque todo lo ve.

Si algo tiene de original esta campaña es que no existe pero todos actuamos como si sí. Y estamos en la mitad. Dios nos asista.

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