LOS CUATRO partidos que entrarán en la próxima corporación han ganado, cada uno a su manera: el BNG porque su victoria no es discutible aunque pierde un concelleiro y se queda lejos de la mayoría absoluta; el PP de Domínguez ha vencido a las encuestas, al PP del resto de las grandes ciudades, y a una marca en demolición. Tino Fernández le da al PSOE la primera subida en ocho años y Revenga, al frente de Ciudadanos aguanta por los pelos.
Pues tiempo tendrán todos ellos de hacer lecturas, pero una primera puede decirles que los ciudadanos han decidido que siga gobernando el BNG pero con un serio toque de atención. Si tenemos en cuenta que Marea perdió sus dos asientos, el resultado del BNG no es para tirar cohetes. La victoria de Lores merece una celebración más bien moderada y sería bueno que en el BNG tomaran nota, pues parece que tienen algo que corregir. No sé qué, pero algo no habrán hecho del todo bien.
Es destacable el resultado de Rafa Domínguez, que se trabajó la campaña como ninguno y mantuvo el entusiasmo y la sonrisa en todo momento. Cogió hace diez meses un partido agonizante y le levantó la ilusión, demostrando ser un buen candidato. Y tuvo la suerte de que en el BNG lo infravaloraron mientras vendían la piel del oso. Algo habrá que aprender de este resultado tan inesperado en el que Lores gana perdiendo y Domínguez pierde ganando.
