Opinión

La vida

CON EL 100% del voto escrutado, todas las empresas encuestadoras deberían cerrar inmediatamente. No parece buen negocio interpretar las intenciones de un pueblo. Ésa es la primera de las grandes conclusiones. La demoscopia es una disciplina anticuada e inservible que debe desaparecer, como desaparecieron los palafreneros.

La segunda conclusión: el PP es un partido resistente. Algo tendrá. En los seis últimos meses ha dimitido un ministro por los papeles de Panamá y otro se ha visto envuelto en un asunto de espionaje y presiones a jueces, policías y fiscales. A pesar de todo ello, aumenta alegremente sus resultados. Visto esto, sin Soria y Fernández Díaz tendrían mayoría absoluta. En tercer lugar, Ciudadanos ha demostrado ser un partido efímero. En medio año ha perdido la quinta parte de sus diputados, ocho, que han ido directamente a su punto de origen, que es el PP. El tetrapartidismo que se vislumbraba ha acabado en tripartidismo edulcorado. La suma de las derechas, a pesar de la debacle de Albert Rivera, tiene más diputados que en diciembre. Ciudadanos se salva de la derrota porque ahora sí puede ser relevante a pesar de todo.

En el PSOE pierden cinco diputados y lo celebran porque evitan holgadamente el sorpasso, pero mañana o pasado se darán cuenta de que estaban mejor antes. A Pedro Sánchez se le complica la presidencia aunque puede salvar el liderazgo del partido; y Pablo Iglesias, tras sumar los votos de IU, se queda como estaba. Bien, así las cosas, ha ganado Rajoy con absoluta claridad, y ha ganado en circunstancias adversas. Otra cosa es que le dejen gobernar. El PSOE puede abstenerse a un gobierno del PP y Ciudadanos votar a favor. Puede que para eso pidieran la cabeza de Rajoy, pero Rajoy no va a entregar su cabeza así como así. Primero, porque tiene la cabeza de granito; y luego, porque los resultados son indiscutibles. Cualquiera podría calcular que si nos vamos a unas terceras elecciones, arrasa.

Luego ya se valorará en qué medida han influido factores como el Brexit, el hartazgo de la ciudadanía, las estrategias erróneas y la alta abstención, pero todo ello no invalidará la contundencia del resultado. Algo habrá hecho bien el PP para aumentar su ventaja sobre el PSOE de 33 escaños a 52. Una barbaridad. El caso es que aunque los pactómetros sigan sin sumar acuerdos entre dos partidos, los equilibrios favorecen claramente al PP. ¡Oh, la vida!

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