Opinión

El Belén de Pepe

Hoy es Nochebuena, pero los preparativos hasta llegar a la Navidad ya llevan unos cuantos días en marcha. Y entre ellos, quizá el más importante, el montaje del Belén; tradición que se conserva en muchos de nuestros hogares, y que comenzaba de la mano de San Francisco de Asís la Nochebuena de 1223.

Pero claro, en este tiempo de Navidad volvemos a las andadas, y en esas ciudades dirigidas por los nuevos partidos populistas o nacionalistas de izquierda que gobiernan en varias ciudades españolas, para muestra el botón de nuestra ciudad de Pontevedra,
se siguen vetando belenes “por decreto”, al tiempo que cambian la celebración de la Fiesta de la Navidad por el druida solsticio de invierno.

Sinceramente me importa un comino, como si quieren celebrar un carnaval bien fresquito; lo que sí me importa y mucho, es que el sentir de la mayoría de sus vecinos les importe un bledo. Sí, a ustedes que enarbolan la bandera de las libertades y de la democracia, los mismos que confunden aconfesionalismo con laicismo, los mismos que miran hacia otro lado a sabiendas que más del 70% de la población de sus ayuntamientos y de España entera es católica. Por cierto, no es una invención de la que les escribe, lo dicen la totalidad de las encuestas hechas en nuestro país.

Y hablando de “belenes”, precisamente en nuestra ciudad hay uno que, aún desconocido por la mayoría, recibe cada año muchas visitas de los más pequeños de la casa, y también de los que no lo son tanto.

Está en un portal, en la portería del edificio del antiguo Cine Gónviz, en la calle Fray Juan Navarrete 5 de Pontevedra; y todo gracias al “alma mater”, ya no sólo del vecindario, porque el conserje José González Justo, nuestro admirado y querido Pepe, es la referencia de nuestra comunidad de vecinos y alrededores.

Valores que entraña Pepe en su persona, como la generosidad, la dedicación, la ilusión y la disposición a cualquiera que solicite su ayuda, son las mismas que pone año tras año en la construcción de ese Belén.

Lo arma en su oficina, en su lugar de trabajo, aun a sabiendas que le da más quebraderos de cabeza que otra cosa por falta de espacio; pero con el cariño y el mimo que le confiere cada Navidad que llega, cuando es visitado por muchos niños, ya no solo del edificio porque cada año son más, y a los que agasaja con chuches, galletas o caramelos. Yo les invito a que lo vengan a ver, porque el Belén de Pepe tiene su enjundia. Está creado en base a las figuras iniciales de su propiedad que aumentan año, a año por aportaciones de muchas personas, ya que, a sabiendas de su afición, le van regalando, sean vecinos o no, porque ese Nacimiento ya tiene su fama.

Combina símbolos del norte de Europa como los árboles de Navidad y Papá Noel, con un Niño Jesús que, habiendo tenido algún percance, Pepe lo hace invisible. Tienes seis Reyes Magos, tranquilos que hay cantera, y está flanqueado por muchos calendarios de Adviento ya, sin sus figuritas de chocolate.

Un cisne azul metalizado y otro de color de oro presiden el río que, este año tiene un pequeño lago, tras la ampliación de la construcción. No sé si por precaución, pero una Virgen de El Carmen, se erige vigilante en su flanco izquierdo.

Completan el Nacimiento, un elefante de la altiplanicie africana, un perro de dimensiones considerables, (teniendo en cuenta el resto de las figuras), una reproducción de él mismo fabricada en goma EVA, (el Niño tiene que ser protegido en perímetro de seguridad), algún que otro pez en el río, y un fraile, quizá para hacer un guiño al Santo de Asís. Les confieso que me dan igual los protagonistas que tenga el Belén, se supone que, para cumplimentar al Niño, debemos estar todos.

Pepe, te agradezco como vecina tu trabajo y dedicación a todos nosotros, y lo hago porque, a ti que eres futbolero, te lo hemos dicho muchos y muchas veces con el símil que, ni Casillas, ni Buffon, el mejor portero del mundo eres tú. Porque ese Belén es una muestra palpable por todos de lo que haces en tu trabajo, porque lo haces tu vida, y en una comunidad de 73 viviendas de las grandes, varias oficinas y no pocos locales comerciales. Aquí gestionas el día a día, además de los imprevistos de más personas que, habitantes tienen muchos ayuntamientos de España.

Muchos mandatarios municipales que repudian la tradición de la mayoría de sus vecinos deberían tomar nota de lo que tú haces, porque la naturalidad que destilas, con la que haces las cosas, debería de ser el proceder normal.

Espero poder seguir compartiendo muchos años la ilusión de ese Belén, el tuyo y el de muchos. A fin de cuentas, el Belén de Pepe.

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